jueves, 20 de febrero de 2014

DESMITIFICANDO, determinismos.


La lógica del determinismo débil o la lógica del determinismo aleatorio con alguna raíz en Hobbes, Marx y más recientemente en Marvin Harris, manifiesta particularmente en nuestra aldea bajo la admonición y la explicación del “bueno así somos nosotros”, ha servido para que vamos justificando estupideces intrascendentes como que en el fútbol somos los mejores del mundo, hasta la tropelía meridianamente grave de haber pasado los peores momentos de la historia propia, las oscuridades más notables de nuestra triste historia, con otros breves sermones o sentencias como el “algo habrá hecho”, el “por algo será” o el “mirar para otro lado”, que nos permitieron hacernos bien los boludos durante y después de la última dictadura consentida, además de por todos los que hasta ahora se dijeron como los militares la iglesia los empresarios, por los que estuvimos entonces especialmente los creciditos que pudimos evitarlo y portamos el un tamaño de un sayo cada uno, transitando por el corazón de esa estructura social residual tan particular y modificable que tenemos fraguada en esa porquería del crisol de razas que nunca incluyó a los hermanos indígenas y fue el caldo de cultivo de una burguesía despanzurrada, versión doméstica de la dialéctica marxista en la que las franjas calificables bajo esas categorías de “lumpen”, fácilmente susceptibles de seducciones consumistas (los residentes de la aldea que se deslumbran con el dólar por ejemplo) andan por la vida financiadas por las clases de privilegios, en un combo con la característica de gente sin conciencia social y escasa conciencia moral. 


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