domingo, 16 de febrero de 2014

Desmitificando; objetividades.




La lógica de la objetividad que es difícil de sintonizar por lo menos en forma calibrada o equilibrada en la aldea que estamos, para una regular y estable configuración ontológica, epistemológica y ética, para llegar alguna vez a ese nivel cultural que tienen algunos pueblos el que habilita la integridad en la diversidad, el paso regular de la equidad en el disenso, lejos de las diferenciaciones marcadas por los enconos y los odios de clases, difusamente ejercitados particularmente en nuestras llamadas clases medias, nos tendría que indicar hoy que hay más imparcialidad y moderaciones en las llamadas prensas oficialistas que la que habitualmente se encuentra en las llamadas prensas de la oposición y, que puestas también en comparación, hay en consecuencia una gestión de la información más abierta en la primera que en la segunda, aunque la segunda utilice las disposiciones en las ventajas que brindan los alcances cuantitativos durante las comercializaciones de los instrumentos de información para denostar lo que no es, y lo que tampoco es un instrumento de concesión de impunidad para distorsionar información con ánimos de modificaciones de ordenes establecidos constitucionalmente, la masividad de la recepción de información no tiene porqué ser determinante en los equilibrios de poder para los que hay mecanismos y normativas expresas de convivencia objetiva mínimas, simples, directas, en lo ontológico la objetividad es lo que es – no es posible la coincidencia del hambre con la acumulación desmedida – lo que se reproduce en los epistemológico aunque en la proyección global el alcance ético es absolutamente cuestionable a nivel global.

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