La misma lógica vegetariana del
perro del hortelano descripta con destreza por Lope de Vega hace mucho tiempo,
es la que aplican también y con extrema y sospechable pericia los patroncitos
de la aldea, que ni de cerca son solamente los dueños de los medios, tiene que
ser seguramente, un grupo más grande constituido de chantas representativos de
sectores con privilegios consuetudinarios por aquí, como los patrones de
estancia los de bombachas y alpargatas, los regentes de bancos y afines en el
conjunto de otros usureros, más los regentes y no gerentes de esas cuevas que
encubren negocios más que seguro importados como el de los seguros valga la
redundancia, los seguros de riesgo, la salud y porqué no la educación, y
obviamente los dueños de medios y todo el séquito de lacayos a sueldo que se
autodenominan comunicadores sociales, que no son más que entorpecedores de los
ordenes que no resultan convenientes a sus empleadores, que son los ordenes
impuestos por administraciones de gobierno que pretenden tocarles una minúscula
proporción de esos privilegios, cuando estiman resentida esa secreta unidad
resumida en prerrogativas y franquicias que se vienen distribuyendo y
distribuyeron desde hace doscientos años más o menos con algunos complementos
muy curiosos, a propósito de los gobiernos no aparece en el horizonte de
nuestra impresentable historia, ningunos que hay tomado como desafíos propios
sugerencias de propios y ajenos valga la redundancia, sin embargo las señales
de reconocimiento siguen brillando por sus ausencia en entrevistas, artículos,
editoriales y noticias varias, lo que indica que esas conductas esos
comportamiento dubitativos de no comer y no dejar comer tienen un claro
sustento ideológicos, el mantenimiento de masas de idiotas y de giles,
generación por generación, con estos impedimentos a proyecciones del porvenir
como se decía en épocas más gloriosas, esos salvoconductos son imposibles.
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