La misma lógica de los viejos
compadritos esos que si no ganaban al menos la empataban porque perder nunca y
menos reconocer la quiebra sea de la naturaleza que sea, el guapo no puede
andar mostrando la hilacha, siempre muestra a lo grande, la misma lógica de la
retaliación que nos hace reciclar una y otra vez en las aguas turbulentas de la
impericia para zafar de lo que tenemos que zafar, la misma lógica de contestar
con agresiones aunque vengan los pedidos o las solicitudes como corresponden
con correcciones y explicaciones técnicas y prácticas, para encontrar entre
todos los equilibrios de la mesura de la solidaridad, la misma lógica de la
prepotencia, es la que una vez más nos deja en la aldea al borde de una nueva
explosión, una más de todas las que tuvimos, esas que esperan los patroncitos
para agarrar nuevamente el control aséptico de lo que es la disciplina para
ellos, la disciplina paternalista del cinturón del castigo ante las reversiones
a los principios de una moralina más muerta que viva, pero bueno ahí estamos,
con la contestación envalentonada y prepotente que por estos días le dio el
segundo de las confederaciones rurales al pedido del ministro de colaboración
para liquidación de cosecha realizada para que el estado tenga un desahogo en
sus finanzas, contestación prepotente que ellos harán lo que quieran porque
para eso es la libertad, los legados de Kant con que primero es el fin después
los medios y Kierkegaar en la identidad elección – libertad, se desconocen, retaliaciones.
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