lunes, 24 de febrero de 2014

Desmitificaciones, la despersonalización.



La misma lógica del desvalimiento, como apostando a una veta que masivamente debemos tener muchos y muy expuesta por acá en la aldea, en la prolongación del síndrome del agotamiento del cansancio extremo del exceso de trabajo o de responsabilidades o simplemente de obligaciones que despersonalizan nuestras acciones con las bajas de sentido o de intensidad en nuestras razones de vida, que nuestros mayores identificaban con neurastenia, palabra que por lo menos nosotros no actualizamos porque tal vez no queremos tocar ese tema, como desafiando con eso en la prolongación de esa sintomatología somatizada en el estrés que en nuestras épocas de hippies llamamos surménage, es la que repiten los comunicadores sociales truchos que tenemos, que aparecen como empeñados  en que internalicemos las mañas y los circuitos que colaboró a estudiar clasificar y a consolidar Herbert Freudenberger, es lo que se deduce por lo menos de sus empecinamientos a jugar con las malas noticias en todas sus posibilidades, nunca una buena ni una pizca de noticia alentadora, ¿para qué están los comunicadores?, de buscar a los personajes que las portan que las reportan como malas o como muy malas, a descubrirlas de cualquier manera en cualquier contexto, tanto que si son buenas noticias se les busca el perfil de malas noticias, y recién se publica o se distribuye masivamente por las redes en los sitios oficiales, una cosa parecida es lo que hicieron estos días con las predisposición del club de París para arreglar por la porción de deuda soberana que ese grupo cuenta como activo, incorporando eso de “Fuentes diplomáticas confiaron” que no es tan así como dijeron desde el gobierno, que no es que no haya changüí para la aldea que debe ceder en sus soberanías, aseguran con las fuentes despersonalizadas.

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