La misma lógica gardeliana del
verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le
importa, yira... yira, la misma lógica de esa posición final que buscamos con
insistencia con trascendidos rumores de toda laya haciendo el juego que quieren
que juguemos los patrones de la aldea en donde los asalariados negros de clase
media somos los últimos que importamos, al servicio de esos que hoy están de un
lado y mañana no tienen ningún problema de estar del otro, porque ellos a
diferencia de nosotros no tienen apremios económicos, la misma lógica esa del
desprendimiento porque estamos en tránsito y si estamos en tránsito nos estamos
yendo es la que tenemos que usar de soporte en estas horas cruciales, primero
para resistir las arremetidas de esos sotretas autodenominados nuestros
economistas, cardaduras de las primeras horas aun a costa de ofender a la AAEP,
que son ellos mismos blanqueando lo enviones corporativos que les agarran como
si fuera un paludismo porque en ellos se juegan sus bienestares profesionales y
más que nada laborales y mas que interesantes porque muchos de esos trabajos se
retribuyen en lo que tanto les gusta, dólares, menos dignamente que cualquier
trabajador común, para resistir sus embates como si estuvieran dictando clases
en las facultades adonde no lo hacen porque viven de las horas hombres de los
ayudantes, de materias que no entienden ni lo mínimo no siquiera de las teorías
que esgrimen, ahora que quedamos en el ruedo, ellos y nosotros, ellos explicando
lo inexplicable y nosotros intentando entenderlo, ellos y nosotros y los otros
que aumentan los precios en los mostradores poniendo sus mejores caras de
boludos desentendidos diciendo que los tocan por la devaluación aunque no tenga
nada que ver como el precio de una medialuna, las expectativas y los
comportamientos de los inescrupulosos, quedamos con ellos, ellos y nosotros y
los otros, y tenemos que resolverlo sin la ayuda de esa que hablaba todos los
días por cadena nacional y que ahora no aparece, como también es de esperar no
aparezcan los uniformados, en eso que algunos dicen que es la vida pero vaya a
saber que es lo que sea que hace que seamos no lo que decimos ser sino lo que
hace que cada uno sea lo que es, después del destete o de los destetes, cuando
ya no tenemos de donde más mamar.
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