La misma lógica nietzscheana del
Zaratustra en la parte que trata del hombre como una cuerda tendida entre el
animal y el superhombre, de la irritación extrema a la calma extrema de una
punta a la otra, de la bestia a la bella y vuelta de la bella a la bestia, del
animal al superhombre, un viaje sin estaciones intermedias ni promedios simples
ni promedios ponderados, la vida o la muerte, como si no se supiera de antemano
nada, la misma lógica que explica la totalidad de las descomposiciones sociales
en las estructuras sociales residuales de nuestra queridísima aldea, la misma
lógica que aplicaron en el último ejemplo los maestros y el gobierno de la
provincia que ahora hasta que el tema se vaya diluyendo en el tiempo se entrecruzarán
responsabilidades, hasta la próxima, discutiendo obviedades que quedaron lejos
de los millones de niños y adolescentes cautivos de las imprevisiones que son
posibles en los escenarios incompletos que son nuestro escenarios del día a
día.
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