La misma lógica esopiana de la tortuga y el
águila, en la parte de la tortuga que no hay que renegar de la condición
natural y hacer de acuerdo a las capacidades y condiciones propias, la misma
lógica de no cagar por encima del orto propio, de no sentir nostalgia o
ansiedad por los que imaginamos que haríamos en el lugar de otro, cuando nunca
estuvimos estamos o estaremos en ese mismo lugar, es la que tendríamos de
aplicar en la aldea para ser más objetivos cada vez que abrimos la boca como
presuntos profesionales competentes, como para que en la evolución, evitemos los
papelones y, lo que es más importante, las diásporas en la opiniones o
expectativas que generamos en otros, aunque nunca son de despreciar las
adecuaciones especialmente si provienen de gente joven o de menor edad que el
promedio, porque uno de lo que hablaba en contra dijo esta semana que “mucho
del componente recesivo que pudo haber tuvo que ver con la incertidumbre de los
días álgidos de enero, la devaluación y que parecía que se iba todo al diablo”,
eso cambió con la “sensación de estabilización cambiaria” de las últimas
semanas, eso en la Argentina hace que la gente se sienta un poco más confiada
también para gastar sus dólares, si pensás que el dólar se va a 20, no te los
gastas, sino, quizás renovás el baño”, mientras que otro que seguramente se olvidó
de algunas materias que dio dijo que “habrá que ver cómo reacciona Cristina
ante la presión de sindicatos por la actualización del mínimo no imponible del
impuesto a las Ganancias, este año la caída del salario real será para todos y
todas, el ajuste golpeará mucho más duro a jubilados (la suba del 11% de marzo
ya se la comió la inflación del primer trimestre) y trabajadores en negro (la
asignación por hijo está congelada desde septiembre) si no existe una rápida
respuesta estatal para compensar una inflación de alimentos cercana al 45%
anual”.
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