La misma lógica del beduino
después de innumerables jornadas en el desierto, la misma lógica que nos lleva
a contemplar oasis paradisíacos que por fin nos sacarán nos librarán de la sed del
ostracismo y de la mugre, la misma lógica por la que deducimos que quedamos
definitivamente liberados con la apariencia antes que con la esencia, con lo
que se cree por lo que se ve más que por lo que es, con la apariencia que con
el contenido, la misma lógica de la desesperación por la desesperación, de la
emergencia por falsas apreciaciones de los retornos de la realidad, es la que
aplican algunos agoreros en la aldea con los presagios sobre el gobierno que
venga, y arman titulares espectaculares, impactantes tipo mala leche para ir
formando lo que ellos entienden que es la opinión pública, que en la aldea no
somos más que un rejunte de giles de clase media que renegamos de los negros y
soñamos con ser como los que están arriba que no alcanza una vida para serlo, imponiendo
o pretendiendo imponer al candidato del establishment, de adentro y de afuera,
porque el candidato que proponen valga la redundancia, anda explicando por
afuera qué pretende hacer adentro en vez de andar explicando adentro qué
pretende hacer para afuera, para el orto como otras veces otros que se
equivocaron en una cuestión tan delicada.
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