Trancabalancas.
Trancabalancas para arriba
trancabalancas para abajo, jugamos, igual que en la vidriera irrespetuosa de
los cambalaches, y parafraseando con las estrofas de la zamba dónde iremos a
parar si se acaba el dólar sabrá decir un puñado de hijos de puta que no
terminan de entender que con esto que pomposamente denominan corridas pero que
no son más arrastradas de ellos mismos cuando reptan detrás de lo que creen que
son su ahorros, lo único que están logrando es atentar contra el legado que les
dejan a sus hijos y nietos que probablemente podrán aprovechar los muchos o
pocos dólares que estos les dejen pero que tendrán una economía destruida, así
de idiotas son, o somos, en realidad cualquier miembro conspicuo de selectivo
club del medio pelo identificado en otras instancias con el comportamiento
deplorable del cholulaje, baile pendular de nuevos ricos que de golpe pueden
pasar directo a ser nuevos pobres para que después en un giro de un pedo pasen
nuevamente a nuevos ricos siempre funcionales haciendo la vista gorda con las
pelotudeces de los que están arriba y apretando en nombre de estos a los que
están abajo, siempre mediando el pago de un canon, oscilantes oscilaciones, que
para los que somos viejos no recuerdan a nuestros días en las plazas cuando las
plazas tenían placeros encargados de custodiar los bienes comunes, entre los
que estaba el traca balanca, una figura que resume lo que somos la del famoso
sube y baja o del balancín, así un grupúsculo del más seleccionado medio pelo
nacional siempre hablando mal del gobierno y con actitudes de distracción para
ver lo que hay que ver y es que detrás de estos hay otros que precisamente no
son de los gobiernos; (Resumen Cristian Carrillo) El precio del dólar paralelo
cedió ayer 30 centavos, luego de la escapada que exhibió en la jornada anterior
de casi 50 centavos, y las últimas operaciones se hicieron a 8,45 pesos.
Durante el día, la baja en este escenario marginal había llevado al paralelo a
8,10 pesos, para luego recuperar rápidamente posiciones. En el micro centro
porteño se mantuvo la oferta por parte de arbolitos, pero varias cuevas al
mediodía interrumpieron sus operaciones de compra y venta de divisas. En la
city porteña ensayaron como explicación una supuesta intervención oficial, con
llamados a bancos y agencias de cambios para que vuelquen divisas por los
canales informales para bajarle presión al blue. En el circuito formal, la
mayoría de pizarras se mantuvo en 5,10 pesos, un precio que se replicó en el
mayorista, lo que adelanta algún reacomodamiento para hoy. El Banco Central
compró 40 millones de dólares y la intervención llevó el saldo de reservas a
41.033 millones, 30 millones por encima de la víspera. Voceros del
establishment utilizaron esta nueva escapada en el paralelo para renovar el
pedido de mayor devaluación, mientras que desde un sector del oficialismo
apuntan a la liquidación de los exportadores que todavía no se volcó al mercado
local como respuesta. Ninguna de las propuestas presenta una solución para
evitar filtraciones en el sistema, buscando fugar divisas. Una devaluación
abrupta generaría mayores distorsiones en la economía real, con fuerte impacto
en sectores de ingresos en pesos, la mayoría de la población. Pero, además,
alimentaría una segunda ola de rumores de devaluación, ya que en escenarios de
incertidumbre el precio parece no encontrar techo, lo que queda en evidencia en
el hecho de que haya compradores para atesoramiento dispuestos a pagar 72 por
ciento por encima de la cotización oficial, brecha a la que llegó anteayer. La
liquidación de los exportadores traerá alivio a las arcas del Central, que
podría absorber el exceso de divisas. No obstante, este partido se juega en el
circuito formal. La reunión que mantuvo la presidenta Cristina Fernández con
parte de su gabinete económico el miércoles se centró en analizar las
alternativas. El segmento informal mueve montos marginales. Durante los
momentos con mayor presión y con menores trabas oficiales llegaba a operar el
equivalente a unos 25 millones de dólares diarios. Esta cifra es actualmente
mucho más reducida, aunque amplificada por algunos medios que intentan imponer
este precio como un objetivo al que deba llegar la cotización oficial. Cuanto
más alto, mayor es la devaluación que piden. La volatilidad que exhibió ayer el
precio del blue reflejó que se trata de un mercado con precios arbitrarios. El
valor que les ponen las cuevas a sus billetes depende de si es cliente asiduo,
las dificultades para conseguirlos –cada vez mayores– y el monto solicitado.
Con los arbolitos el precio es todavía más antojadizo. Tras tocar los 8,75
pesos en la jornada anterior, muchos que conservaban divisas fueron a la city
porteña a hacer una diferencia. Lo curioso fue que encontraron varias cuevas
que habían suspendido sus operaciones debido a la baja que comenzaba a
profundizarse cerca del mediodía, cuando llegó a 8,10 pesos. Algunos arbolitos
insistían con 8,30 pesos. A esos precios nadie quería deshacerse de los
dólares, y en el segmento informal retacearon las divisas para trocar. En el
mercado se habló de un volumen de divisas que se volcó en el inicio del día,
que se relacionó con algún pedido oficial para que “cambistas amigos” presionaran
a la baja el precio. Sin embargo, los pocos que consiguieron moneda extranjera
mantuvieron operaciones e impusieron sus precios, en alza. El promedio, de una
muestra aun mayor a lo habitual, se ubicó en torno de los 8,45 pesos, que lleva
a una brecha con el dólar tarjeta –sumada la retención del 20 por ciento sobre
el formal– nuevamente a los valores previos a la suba en los pagos a cuenta. Se
estabilizó en el 37 por ciento. En el mayorista, donde sí se espera el ingreso
de dólares por la cosecha gruesa, el Central convalidó una nueva suba, hasta
5,10 pesos, similar a los precios minoristas en pizarra, algo poco habitual.
Con puntuales intervenciones, el saldo del Central fue una compra neta de 40
millones de dólares, que detuvo la caída de reservas que venía evidenciando
hace varias semanas. La presencia de la autoridad monetaria también se exhibió
en el mercado de futuros, en donde brindó cobertura a los bancos con posiciones
a fines de abril y hasta agosto, con el objetivo de desestimular la acumulación
de dólares, que pueden volcarse al mercado cambiario. Los contratos de dólar a
término se pactaron en torno a 5,21 pesos para el vencimiento en abril y hasta
5,30 para mayo. El euro cotizó estable a 6,72 pesos para la venta.
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