jueves, 7 de marzo de 2013

En primera persona.


Giladas.
Giles por excesos o por defectos tal cual somos hablaremos ahora hasta el cansancio y lloraremos como plañideras y ojalá que por todo esto y de tanto crujir no nos equivoquemos con las equivocaciones que se desencadenarán ahora que empezarán algunos desencadenamientos en la región y en la aldea global, solemnemente llenaremos páginas enteras en la prensa escrita y ocuparemos millones de segundos en ese aire o en ese cable que cuestan muy caro a los que evaden impuestos y son empresarios formales en nuestras economías informales que con eso de andar hablando por hablar y exagerando para un lado y para el otro según se incline la balanza con el efectivo que circule lavan activos y pasivos para evadir contribuciones y por lo tanto obligaciones sociales argumentando que con la iniciativa privada ellos alcanza y dan más según conspicuos contadores que mienten reiteradamente para alcanzar mayores honorarios, y seguiremos siendo los giles, los otarios de la región, creyéndonos esa historia de los vivos de por acá que bien saben que mientras sigamos de esa manera ellos seguirán haciendo buenos negocios como lo hicieron a lo largo de toda nuestra historia, y diremos todas esas gansadas que la muerte nos mancomuna antes de decir que nos iguala lo que también es mentira porque es como sucede con las personas a nadie le interesa el otro salvo algunas excepciones;  "Aquí estuvo el Diablo. Todavía huele a azufre...". Es difícil olvidar el 20 de setiembre del 2006, cuando Hugo Chávez tomó la palabra en la Asamblea de las Naciones Unidas y comparó al presidente George W. Bush con Lucifer. Tradicionalmente Venezuela tuvo una relación muy estrecha con EE.UU. Pero desde que Chávez asumió la presidencia venezolana en 1999, lo que han predominado entre ambos países son los conflictos y los enfrentamientos. Durante el gobierno de Bush, la retórica fue durísima tanto de un lado como del otro. EE.UU. calificó a Chávez de "demagogo que usa el petróleo para desestabilizar las democracias de la región". Chávez no se quedó atrás. No sólo criticó duramente la guerra contra Irak y Afganistán sino que en repetidas ocasiones acusó a EE.UU. de haber apoyado el golpe de Estado que intento derrocarlo en abril del 2002 y de tener un plan para asesinarlo y para invadir Venezuela. Bush es un "burro, un cobarde, un asesino, un genocida, y un borracho", dijo una vez. Con la llegada del presidente Barack Obama a la Casa Blanca, hubo un paréntesis de optimismo. Durante la Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago del 2009, Chávez le regaló a Obama "Las venas abiertas de América Latina", donde Eduardo Galeano describe el saqueo de los recursos naturales de la región por parte de Gran Bretaña y de Estados Unidos, que Obama aceptó sonriente. Durante los últimos 12 años hubo varios vaivenes diplomáticos, pero la relación entre Chávez y Estados Unidos nunca se rompió realmente por los intereses económicos que comparten. En efecto, pese a que Chávez nacionalizó PDVSA y varias distribuidoras de gas y de petróleo, nunca dejo de exportarle a Estados Unidos un millón de barriles de petróleo diarios que el país del norte necesita para satisfacer su demanda.

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