sábado, 30 de marzo de 2013

En primera persona


Incorrigibilis.
De pronto somos todos teólogos como fuimos alguna vez todos la número diez o alguna vez todos ministros de economías de esos bien desprolijos de los que tuvimos como fuimos siempre opinadores de cuarta categoría como si fuéramos de primera, igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches ahí vamos mezclando el agua con el aceite el jugo de limón con la leche y el agua bendita con el agua servida cronopios de lo peor casi famas irreverentes irrecuperables no aprendemos más, encima ahora con la nacionalidad sumo pontífice que es igual o parecida a la nuestra que suponemos privativa nos metemos con asiduidad y como si nada con la institución de la iglesia, allá opinamos todos pasando vergüenzas seguramente más ahora que estamos en las vidrieras globales. Mario Poli sostuvo que su relación con Cristina será de “respeto, colaboración, pero también con la debida distancia y diferencia”. Hombre cercano al papa Francisco, que acaba de nombrarlo arzobispo de Buenos Aires, el obispo de La Pampa, Mario Poli, participó ayer por la mañana de una misa en la Unidad 30, una cárcel de menores de 18 a 21 años. Allí llevó a cabo la ceremonia del lavado de pies con un grupo de 18 jóvenes. Y al terminar, le concedió una entrevista a Clarín, en la que afirmó: “Falta diálogo a los argentinos. Falta diálogo serio en el país”. De bajo perfil, moderado y austero, Poli volvió varias veces sobre el concepto de que “somos pastores, no políticos”, pero no esquivó definiciones sobre lo que cree, será su relación con la presidenta Cristina Kirchner a partir de que asuma el 20 de abril al frente de la principal jurisdicción eclesiástica del país, como sucesor del ahora Papa. La relación será de “respeto, colaboración, pero también con la debida distancia y diferencia, porque somos dos cosas distintas. La cercanía con la gente nos hace pensar también y podemos decir cosas”, señaló. Cuando se le recordó que en tiempos del presidente Néstor Kirchner el oficialismo había catalogado al cardenal Jorge Bergoglio como “jefe de la oposición”, Poli sostuvo que “no quiero ubicarme en ningún escenario político. El pastor no pude tener ninguna bandería. Si no, se perdería parte de nuestro pastoreo. Somos pastores, no políticos”. Lo que sí, ante la “falta de diálogo” que señaló como una falencia de la vida política del país, sostuvo que “en eso podemos hacer el aporte, porque la Iglesia tiene mucha sabiduría sobre el diálogo”. En relación a los vínculos de la Iglesia con la dictadura (tema que se reactualizó por las acusaciones de un sector del oficialismo contra Bergoglio), Poli fue cauto y se limitó a destacar que “hubo avances”. De 65 años, Poli ascendió en la pirámide eclesiástica de la mano de Bergoglio, que en 2002 lo promovió para que fuera uno de sus obispos auxiliares en Buenos Aires. Con el conocimiento que tiene del Papa, definió: “No es político y nunca lo fue. Es vehemente pastor. Es profeta. A veces se confunde eso con una actitud política”. Y añadió: “No podemos callar algunas cosas, como decía monseñor (Enrique) Angelelli, tenemos un oído puesto en el pueblo y el otro en Dios. Eso nos hace decir cosas que la gente no puede decir”. Poli no quiso que se lo definiera como “amigo” del Papa. “Ahora tiene un millón de amigos el Papa. A los sacerdotes, a los laicos, al canillita, al dentista, él le ofrecía su amistad. Podemos tutearlo, es su cordialidad, su condición de amigo, que la prodigó mucho. No quiero arrogarme la exclusividad de la amistad. Hay amigos más cercanos del Papa. A todos generosamente les ofreció la amistad”. Dijo que su posición sobre el proyecto de reforma del Código Civil que impulsa el Gobierno, estará en línea con la del Episcopado, que “tiene posiciones tomadas”. Y aclaró sobre su rol: “Yo soy pastor, no soy político. No quiero crear falsas expectativas en torno a eso”. Sobre las acusaciones contra Bergoglio, dijo que “es un despecho continuo, hay gente que no acepta la virtud de la justicia. Porque el Papa tuvo que comparecer en un juicio y fue exonerado. Creo que es parte del karma argentino, estar volviendo sobre los temas. El Papa no tuvo nada que ver con eso”. En cuanto a la opulencia del Vaticano, dijo que “el Papa puede hacer algo sobre eso” pero que prefería hablar de “patrimonio cultural”. “A todos nos gusta ver la Capilla Sixtina cuando vamos”, ejemplificó. Cuando se le preguntó si viajará en subte -gesto que caracterizó la cercanía de Bergoglio con la gente- respondió que en La Pampa se necesita automóvil, aunque nunca se le ocurrió tener chofer. Pero que en Buenos Aires “iba en subte y viajaba apretado con la gente. Volveré al subte-prometió-. A mí me gusta andar en la calle, donde uno comparte con la gente. Puedo viajar en taxi, subte, o tren, no tengo problema mientras me den los pies”.

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