Incorrigibilis.
De pronto somos todos teólogos
como fuimos alguna vez todos la número diez o alguna vez todos ministros de
economías de esos bien desprolijos de los que tuvimos como fuimos siempre
opinadores de cuarta categoría como si fuéramos de primera, igual que en la
vidriera irrespetuosa de los cambalaches ahí vamos mezclando el agua con el
aceite el jugo de limón con la leche y el agua bendita con el agua servida
cronopios de lo peor casi famas irreverentes irrecuperables no aprendemos más,
encima ahora con la nacionalidad sumo pontífice que es igual o parecida a la
nuestra que suponemos privativa nos metemos con asiduidad y como si nada con la
institución de la iglesia, allá opinamos todos pasando vergüenzas seguramente
más ahora que estamos en las vidrieras globales. Mario Poli sostuvo que su
relación con Cristina será de “respeto, colaboración, pero también con la
debida distancia y diferencia”. Hombre cercano al papa Francisco, que acaba de
nombrarlo arzobispo de Buenos Aires, el obispo de La Pampa, Mario Poli,
participó ayer por la mañana de una misa en la Unidad 30, una cárcel de menores
de 18 a 21 años. Allí llevó a cabo la ceremonia del lavado de pies con un grupo
de 18 jóvenes. Y al terminar, le concedió una entrevista a Clarín, en la que
afirmó: “Falta diálogo a los argentinos. Falta diálogo serio en el país”. De
bajo perfil, moderado y austero, Poli volvió varias veces sobre el concepto de
que “somos pastores, no políticos”, pero no esquivó definiciones sobre lo que
cree, será su relación con la presidenta Cristina Kirchner a partir de que
asuma el 20 de abril al frente de la principal jurisdicción eclesiástica del
país, como sucesor del ahora Papa. La relación será de “respeto, colaboración,
pero también con la debida distancia y diferencia, porque somos dos cosas distintas.
La cercanía con la gente nos hace pensar también y podemos decir cosas”,
señaló. Cuando se le recordó que en tiempos del presidente Néstor Kirchner el
oficialismo había catalogado al cardenal Jorge Bergoglio como “jefe de la
oposición”, Poli sostuvo que “no quiero ubicarme en ningún escenario político.
El pastor no pude tener ninguna bandería. Si no, se perdería parte de nuestro
pastoreo. Somos pastores, no políticos”. Lo que sí, ante la “falta de diálogo”
que señaló como una falencia de la vida política del país, sostuvo que “en eso
podemos hacer el aporte, porque la Iglesia tiene mucha sabiduría sobre el
diálogo”. En relación a los vínculos de la Iglesia con la dictadura (tema que
se reactualizó por las acusaciones de un sector del oficialismo contra
Bergoglio), Poli fue cauto y se limitó a destacar que “hubo avances”. De 65
años, Poli ascendió en la pirámide eclesiástica de la mano de Bergoglio, que en
2002 lo promovió para que fuera uno de sus obispos auxiliares en Buenos Aires.
Con el conocimiento que tiene del Papa, definió: “No es político y nunca lo
fue. Es vehemente pastor. Es profeta. A veces se confunde eso con una actitud
política”. Y añadió: “No podemos callar algunas cosas, como decía monseñor
(Enrique) Angelelli, tenemos un oído puesto en el pueblo y el otro en Dios. Eso
nos hace decir cosas que la gente no puede decir”. Poli no quiso que se lo
definiera como “amigo” del Papa. “Ahora tiene un millón de amigos el Papa. A
los sacerdotes, a los laicos, al canillita, al dentista, él le ofrecía su
amistad. Podemos tutearlo, es su cordialidad, su condición de amigo, que la
prodigó mucho. No quiero arrogarme la exclusividad de la amistad. Hay amigos
más cercanos del Papa. A todos generosamente les ofreció la amistad”. Dijo que
su posición sobre el proyecto de reforma del Código Civil que impulsa el
Gobierno, estará en línea con la del Episcopado, que “tiene posiciones
tomadas”. Y aclaró sobre su rol: “Yo soy pastor, no soy político. No quiero
crear falsas expectativas en torno a eso”. Sobre las acusaciones contra
Bergoglio, dijo que “es un despecho continuo, hay gente que no acepta la virtud
de la justicia. Porque el Papa tuvo que comparecer en un juicio y fue
exonerado. Creo que es parte del karma argentino, estar volviendo sobre los
temas. El Papa no tuvo nada que ver con eso”. En cuanto a la opulencia del
Vaticano, dijo que “el Papa puede hacer algo sobre eso” pero que prefería
hablar de “patrimonio cultural”. “A todos nos gusta ver la Capilla Sixtina
cuando vamos”, ejemplificó. Cuando se le preguntó si viajará en subte -gesto
que caracterizó la cercanía de Bergoglio con la gente- respondió que en La
Pampa se necesita automóvil, aunque nunca se le ocurrió tener chofer. Pero que
en Buenos Aires “iba en subte y viajaba apretado con la gente. Volveré al
subte-prometió-. A mí me gusta andar en la calle, donde uno comparte con la
gente. Puedo viajar en taxi, subte, o tren, no tengo problema mientras me den
los pies”.
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