Dextra
laevaque.
Izquierda y derecha, derecha
izquierda, igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches en lo
global en general y en lo local en particular hemos perdido mucho tiempo con
los posicionamientos entre un extremo y otro y esa insistencia en ver
especialmente ese árbol frondoso impidió el panorama del bosque de las
disposiciones particulares de las economías diferentes en su totalidad con
estructuras sociales residuales distribuciones regresivas de los ingresos más
que progresivas, alta desocupación o inflación, o combinaciones diferentes de
ambas, habilitando y confirmando la elevada movilidad de los capitales
internacionales y la escasa o nula movilidad de los capitales humanos
disponibles que permitieran morigerar los efectos de las bajas en los
rendimientos de los recursos de capital financiero en especial, optando por
estas posiciones contradictorias fuimos funcionales a un ordenamiento global
donde precisamente no tuvimos posiciones de consideración ni las tendremos mientras
no haya una afirmación de las identidades que se dan por las consolidaciones de
los ordenamientos de liderazgos; (Crónicas El País – BBC) Los grandes políticos
se caracterizan, primero, por ser capaces de resumir en una idea fuerza
electoral los tiempos ideológicos; segundo, por anclar esa idea en una clase
social que le proporcione sostenibilidad; y, tercero, por tácticas que no
permitan la indiferencia, que hegemonicen el debate político, además de estas
tres características nos hallamos ante un gran líder cuando éste encarna en su
trayectoria vital esa idea, esa clase y ese estilo, en el caso de Margaret
Thatcher el cogollo ideológico fue, por decirlo en palabras de su colega
conservador Ronald Reagan, el Estado como problema y no como solución, la clase
social que absorbió esta idea para legitimar su dominio social fue la clase
media, y el estilo político fue la confrontación sin cuartel con la izquierda,
encarnaba personalmente estas características, su ascenso en el Partido
Conservador se debió, primero, a su superioridad intelectual y profesional
sobre sus colegas que, ingenuos, nunca sospecharon que una mujer y, además, de
clase media baja, podría llegar al liderazgo de un partido clasista y, como
todos entonces, machista, Margaret Thatcher llegó a Downing Street porque era
más trabajadora que su competencia en el partido; y, segundo, a una pasión por
el poder, el cual nunca es concedido, siempre es arrancado, trabajo, mérito,
ambición y agresividad, los únicos recursos de los discriminados, su ascenso se
debió, primero, a su superioridad intelectual y profesional sobre sus colegas,
que el talento de Margaret Thatcher se pusiese finalmente al servicio de ideas
conservadoras extremas y a una visión social sin compasión, que acabase siendo
la primera gran contrarrevolucionaria de la segunda mitad el siglo XX —después
vinieron Ronald Reagan y Karol Wojtyla— lo podemos dejar a azares biográficos y
a su afinidad psicológica con el autoritarismo, más natural a la derecha que a
la izquierda, como José María Aznar exhibió sobreactuado en España, el hecho es
que su legado sigue manteniendo a la izquierda a la defensiva porque ésta
todavía no reconoce que al Estado no hay que defenderlo como está, que hay que
reformarlo, y la derecha no lo va a reformar, lo va a destruir, la izquierda no
ha comprendido que en un mundo global que proporciona oportunidades a
demografías inmensas hasta ahora en la pobreza sólo el mérito es fuente de
legitimidad, la desigualdad será inevitable, la diferencia será entre una
desigualdad de salida, la opción de derechas, o una igualdad de salida, en que
el mérito es la única fuente legítima de desigualdad, no hay política que valga
la pena si no es desde la superioridad moral y desde la fricción constante con
el oponente, y la izquierda española todavía está instalada en las maneras
institucionales y amables, a lo máximo irónicas, de Felipe González, Margaret
Thatcher por ser de clase media baja, por ser de un género discriminado, por su
apuesta vital por el mérito debería haber sido de izquierdas, pero éstas siguen
careciendo de atractivo para sectores sociales y psicologías que creen en la
igualdad de salida, pero no en una igualdad de llegada, además de estas tres
características nos hallamos ante un gran líder cuando éste encarna en su trayectoria
vital esa idea, esa clase y ese estilo, sus ideas partidistas siguen teniendo
graves consecuencias y a la izquierda en desconcierto, pero como actor político
es admirable, valga este homenaje, en tiempos sin liderazgo, a uno de los
grandes en la hora de su desaparición, ojalá salgan otros de su estatura, del
otro lado ideológico, si puede ser.
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