sábado, 27 de abril de 2013

En primera persona.


Non didici, repetere.
No aprendemos, repetimos una y otra vez, por lo que parece ya estamos cerca de un nuevo ciclo no lectivo precisamente porque para que este no se cumpla están los vagos de los maestros que se rascan a cuatro manos dignos del gran maestro de la civilización y la barbarie, cerca de dar vuelta todo el sistema, lo que hacemos una vez cada diez años, igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, ya aparecerá uno de esos trasnochados notables que aparecen recomendando la aplicación de prácticas que lo más original que tienen es que el tipo se fue de vacaciones a algún lugar de esos que llaman desarrollados y como conoce algo se fijó qué hacen en ese país con la educación que es más o menos lo que hacemos nosotros con las diferencias lógicas, de idiosincrasia y de contexto, no aprendemos, somos unos porros, una y otra vez repetimos, pero encima los mismos errores, una y otra vez, (CRONICAS) El mismo día que se conoció que la cifra de parados supera los 6,2 millones fue también una jornada de protestas en otra de las parcelas donde la crisis se está haciendo más evidente: la educación, que ha perdido más de 6.400 millones de inversión pública en los últimos tres años. Padres, profesores y alumnos de toda España se encerraron en sus centros para protestar contra el deterioro de la enseñanza pública y contra un proyecto de reforma educativa que, opinan, la va a descomponer aún más. El de ayer fue el inicio de una movilización que culminará en una huelga el próximo 9 de mayo. “¡Es por los recortes!”, afirmaba contundentemente Berta, de siete años, en la escuela La Sedeta de Barcelona. ¿Y qué son los recortes? “Es cuando los políticos recortan el dinero a las personas”, contestaba la niña mientras manejaba cartulinas de colores junto a Marta, de cinco años. En La Sedeta se reunieron ayer padres, alumnos y profesores de ese y siete centros más del barrio de Gràcia, en uno de los 400 encierros en escuelas e institutos públicos que contabilizaron los sindicatos ayer en Cataluña. Esta comunidad está siendo sin duda uno de los focos más claros de la movilización educativa recién retomada. Pero los talleres de manualidades, las charlas y debates, las clases de cocina o las sesiones de cine ocuparon ayer numerosos centros educativos de Madrid, Baleares, Andalucía, Comunidad Valenciana, Cantabria, Asturias, Aragón... Incluso, algún centro universitario, como la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid. “Calculamos que cuando acabe el fin de semana habrá habido encierros en unos 2.000 o 3.000 colegios e institutos de todo el territorio”, asegura José Luis Pazos, miembro de la asociación de padres Giner de los Ríos, de la confederación de padres Ceapa, que reúne a 12.000 asociaciones. Pazos reconoce que las protestastienen una repercusión desigual. “Va acorde al nivel de los recortes”, argumenta. Así, mientras observa una gran movilización en Cataluña, Valencia, Madrid y Baleares —“que llevan años sufriendo la tijera y están concienciados”—, reconoce que la crítica es casi inexistente en Extremadura —“como el PP no tiene mayoría, no pueden excederse en las medidas”— o en Galicia. “Y hay comunidades que empiezan a movilizarse ahora que se ven afectadas, como en Andalucía, Castilla-La Mancha y partes de Castilla y León”. En la escuela La Sedeta de Barcelona, la lluvia impidió realizar algunos de los talleres programados al aire libre, pero colocaron mesas bajo los porches del patio y las llenaron de esas cartulinas amarillas, que en Cataluña es el color que simboliza la protesta educativa, igual que en otras muchas lo simboliza el verde. Estas eran las cartulinas que estaban recortando y pintando Berta y Marta. Ambas niñas estaban con compañeros, docentes y padres que se habían repartido las tareas: un grupo de alumnos amenizaba la tarde pinchando música; los chicos del equipo de fútbol Vila de Gràcia hacían de monitores y ayudaban a los pequeños en la confección de los carteles y pancartas para la manifestación. Uno de ellos es Sergi Morales, de 17 años. “El entrenador nos pidió que colaborásemos. A mí también me afectan los recortes y me gusta ayudar a los niños”, comentaba. Muchos padres desconocen aún los detalles de la polémica que rodea la futura Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), que el Gobierno defiende como el cambio necesario para el éxito escolar gracias al adelanto de itinerarios distintos para los alumnos o la recuperación de las reválidas. La oposición y buena parte de la comunidad educativa la ha tachado, sin embargo, de elitista y segregadora. “Por eso hay y seguirá habiendo charlas informativas”, anuncia Pazos. Los colegios catalanes empezaron ayer con ello. En La Sedeta invitaron a Francesc Imbermón, catedrático de Didáctica de la Universidad de Barcelona y a una trabajadora de Educación Sin Fronteras para debatir sobre la reforma. A las familias les mueve la indignación por el deterioro del sistema de enseñanza. “Nos están llegando denuncias de las asociaciones en todos los sentidos imaginables”, dice Pazos. “Hay sitios donde no dejan informar a los padres de lo que está pasando; muchos llaman agobiados porque los niños van sin comer, y eso pasa también en Madrid y Cataluña —con rentas per cápita altas—, no solo en Andalucía; o buscan la forma de conseguir libros de texto gratuitos para el año que viene, porque saben ya que las familias no podrán comprarlos y ya no hay ayudas”. Precisamente, las autoridades retiraron ayer los carteles comerciales sarcásticos de “se alquila” que se exhibieron en la puerta de la escuela pública Es Pont, de Palma de Mallorca, que protagonizó uno de los 130 encierros a favor de la enseñanza pública en la comunidad. Al atardecer, los alumnos de primaria de las aulas multiétnicas del centro —son 207 chavales procedentes de medio mundo— dibujaron en las columnas del patio los principios y deseos de la plataforma social.

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