Non didici,
repetere.
No aprendemos, repetimos una y
otra vez, por lo que parece ya estamos cerca de un nuevo ciclo no lectivo
precisamente porque para que este no se cumpla están los vagos de los maestros
que se rascan a cuatro manos dignos del gran maestro de la civilización y la
barbarie, cerca de dar vuelta todo el sistema, lo que hacemos una vez cada diez
años, igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, ya aparecerá
uno de esos trasnochados notables que aparecen recomendando la aplicación de
prácticas que lo más original que tienen es que el tipo se fue de vacaciones a
algún lugar de esos que llaman desarrollados y como conoce algo se fijó qué
hacen en ese país con la educación que es más o menos lo que hacemos nosotros
con las diferencias lógicas, de idiosincrasia y de contexto, no aprendemos,
somos unos porros, una y otra vez repetimos, pero encima los mismos errores,
una y otra vez, (CRONICAS) El mismo día que se conoció que la cifra de parados
supera los 6,2 millones fue también una jornada de protestas en otra de las
parcelas donde la crisis se está haciendo más evidente: la educación, que ha
perdido más de 6.400 millones de inversión pública en los últimos tres años.
Padres, profesores y alumnos de toda España se encerraron en sus centros para
protestar contra el deterioro de la enseñanza pública y contra un proyecto de
reforma educativa que, opinan, la va a descomponer aún más. El de ayer fue el
inicio de una movilización que culminará en una huelga el próximo 9 de mayo.
“¡Es por los recortes!”, afirmaba contundentemente Berta, de siete años, en la
escuela La Sedeta de Barcelona. ¿Y qué son los recortes? “Es cuando los
políticos recortan el dinero a las personas”, contestaba la niña mientras
manejaba cartulinas de colores junto a Marta, de cinco años. En La Sedeta se
reunieron ayer padres, alumnos y profesores de ese y siete centros más del
barrio de Gràcia, en uno de los 400 encierros en escuelas e institutos públicos
que contabilizaron los sindicatos ayer en Cataluña. Esta comunidad está siendo
sin duda uno de los focos más claros de la movilización educativa recién
retomada. Pero los talleres de manualidades, las charlas y debates, las clases
de cocina o las sesiones de cine ocuparon ayer numerosos centros educativos de
Madrid, Baleares, Andalucía, Comunidad Valenciana, Cantabria, Asturias,
Aragón... Incluso, algún centro universitario, como la Facultad de Filosofía y
Letras de Valladolid. “Calculamos que cuando acabe el fin de semana habrá
habido encierros en unos 2.000 o 3.000 colegios e institutos de todo el
territorio”, asegura José Luis Pazos, miembro de la asociación de padres Giner
de los Ríos, de la confederación de padres Ceapa, que reúne a 12.000
asociaciones. Pazos reconoce que las protestastienen una repercusión desigual.
“Va acorde al nivel de los recortes”, argumenta. Así, mientras observa una gran
movilización en Cataluña, Valencia, Madrid y Baleares —“que llevan años
sufriendo la tijera y están concienciados”—, reconoce que la crítica es casi
inexistente en Extremadura —“como el PP no tiene mayoría, no pueden excederse
en las medidas”— o en Galicia. “Y hay comunidades que empiezan a movilizarse
ahora que se ven afectadas, como en Andalucía, Castilla-La Mancha y partes de
Castilla y León”. En la escuela La Sedeta de Barcelona, la lluvia impidió
realizar algunos de los talleres programados al aire libre, pero colocaron
mesas bajo los porches del patio y las llenaron de esas cartulinas amarillas,
que en Cataluña es el color que simboliza la protesta educativa, igual que en
otras muchas lo simboliza el verde. Estas eran las cartulinas que estaban
recortando y pintando Berta y Marta. Ambas niñas estaban con compañeros,
docentes y padres que se habían repartido las tareas: un grupo de alumnos
amenizaba la tarde pinchando música; los chicos del equipo de fútbol Vila de
Gràcia hacían de monitores y ayudaban a los pequeños en la confección de los
carteles y pancartas para la manifestación. Uno de ellos es Sergi Morales, de
17 años. “El entrenador nos pidió que colaborásemos. A mí también me afectan
los recortes y me gusta ayudar a los niños”, comentaba. Muchos padres desconocen
aún los detalles de la polémica que rodea la futura Ley Orgánica para la Mejora
de la Calidad Educativa (Lomce), que el Gobierno defiende como el cambio
necesario para el éxito escolar gracias al adelanto de itinerarios distintos
para los alumnos o la recuperación de las reválidas. La oposición y buena parte
de la comunidad educativa la ha tachado, sin embargo, de elitista y
segregadora. “Por eso hay y seguirá habiendo charlas informativas”, anuncia
Pazos. Los colegios catalanes empezaron ayer con ello. En La Sedeta invitaron a
Francesc Imbermón, catedrático de Didáctica de la Universidad de Barcelona y a
una trabajadora de Educación Sin Fronteras para debatir sobre la reforma. A las
familias les mueve la indignación por el deterioro del sistema de enseñanza.
“Nos están llegando denuncias de las asociaciones en todos los sentidos
imaginables”, dice Pazos. “Hay sitios donde no dejan informar a los padres de
lo que está pasando; muchos llaman agobiados porque los niños van sin comer, y
eso pasa también en Madrid y Cataluña —con rentas per cápita altas—, no solo en
Andalucía; o buscan la forma de conseguir libros de texto gratuitos para el año
que viene, porque saben ya que las familias no podrán comprarlos y ya no hay
ayudas”. Precisamente, las autoridades retiraron ayer los carteles comerciales
sarcásticos de “se alquila” que se exhibieron en la puerta de la escuela
pública Es Pont, de Palma de Mallorca, que protagonizó uno de los 130 encierros
a favor de la enseñanza pública en la comunidad. Al atardecer, los alumnos de
primaria de las aulas multiétnicas del centro —son 207 chavales procedentes de
medio mundo— dibujaron en las columnas del patio los principios y deseos de la
plataforma social.
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