viernes, 26 de abril de 2013

En primera persona.


Roberia postquam ædificavit.
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches una burbuja representativa de todas las demás burbujas que arman los señores que las forman que andan entretenidos como los niños arman burbujas de jabón diluido, revolviendo en sus casos soplando después sus cañitas destruyen antes que construyen amplían la pobreza en vez de reducirla y tienen a sus pensadores para confirmarles que esos son comportamientos racionales de la parte decente de la sociedad global, que los pobres son pobres porque tienen la culpa de ser indolentes y carentes de ideas, edifican luego roban, inventan paraísos fiscales, trabajan permanentemente para buscar las semánticas que tapen sus carroñas, nadie es en las innominaciones de hoy, o somos todos en una gran masa de cínicos y egoístas y vanidosos, ese es el poder o el meta poder el que está más allá de los gobierno nacionales allá hay unos cuantos vivos amontonados perfectamente identificados si actuáramos a cara abierta sin barreras de ninguna naturaleza ni cinismo, los que acumulan tienen nombres y apellidos y además son conocidos aunque nadie, ni los que están en la suprema justicia o en la justicia suprema se animan con ponerle el cascabel al gato, es menos trabajo mirar para otros lados; (CRONICA) La década prodigiosa en la que la burbuja inmobiliaria se infló hasta explotar se saldó en la Comunidad de Madrid con 416.354 viviendas más, según el Censo de Población y Viviendas 2011 que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un dato es relativamente menor al barajado en la estimación realizada por el Ministerio de Fomento, con un desfase de casi 91.700 viviendas. Un incremento del parque residencial de casi el 17% como consecuencia de las centenas de desarrollos urbanísticos acometidos en la mayoría de los 179 municipios de la región. Y se puede decir, a la vista de los datos, que la inmensa mayoría, el 85% de los casi 2,9 millones de viviendas —tanto las construidas a lo largo de la década como otras edificadas antes del año 2001—, están ocupadas, en venta o alquiler, o, siguiendo la terminología censal, son principales. En el otro extremo, están las identificadas como viviendas vacías por el INE. Al cierre del censo se contabilizaban 263.279; de ellas, casi 46.000 fueron edificadas en la década en que ha convivido el boom y el ajuste brusco. Un millón de habitantes (57% de extranjeros) crea 600.000 hogares. Después de todo lo que se ha hablado y escrito acerca de cuántas viviendas hay sin vender y desocupadas, el INE llega a la conclusión, tras la muestra realizada, de que en la Comunidad de Madrid solo hay 425.301 viviendas sin ocupar o no principales. Son 179.052 menos que en 2001 debido, según el organismo autónomo adscrito al Ministerio de Economía, a los casi 600.000 nuevos hogares formados por ese millón más de habitantes, el 57% extranjeros. Madrid es la región donde, según los responsables del INE, mejor se percibe el aumento enorme en el número de hogares por la, según ellos, "emancipación masiva de la población", que lleva a incrementos de las viviendas ocupadas. Hay algunas dudas sobre todo por el bajón registrado en las viviendas secundarias, propiciado por un incremento del alquiler. "Fomento suma el 12% de hogares en alquiler y el 6% de cesiones y sube a 18% pero no son equiparables" según Julio Rodríguez, del Consejo Superior de Estadística. Destaca que, al contrario que en censos precedentes, sumando a las viviendas de 2001, las terminadas entre 2002 y 2011 salen más que en el censo 2011. "Todo apunta a una subestimación de las viviendas existentes". En general, la mayoría de las 33 localidades madrileñas con una población superior a los 20.000 habitantes, la foto fija que ofrece el INE, a fecha 1 de noviembre de 2011, viene a mostrar un crecimiento de las viviendas ocupadas en una media ligeramente superior al 30%. En Arroyomolinos, el parque residencial aumentó un 367% en la última década. Por el otro lado, se percibe claramente cómo los municipios que iniciaron la pasada década con la planificación hecha de los desarrollos urbanísticos que contemplaban los respectivos planes generales son los que, a finales de 2011, presentaban porcentajes de viviendas principales que doblaban ampliamente los registros de diez años antes. Pero, a la hora de la verdad, lo que el censo demuestra es que en Arroyomolinos no hacían falta tantas viviendas. No había demanda suficiente para cubrirlas. Aproximadamente un tercio de las viviendas construidas están desocupadas, y de ellas, más de 2.000 completamente vacías. Y si de viviendas vacías hablamos, la vecina Navalcarnero no le anda a la zaga. Tal fue la fiebre recalificadora, que entre 2001 y 2011 prácticamente duplicó su parque residencial, de 6.847 a 12.065 viviendas. Gracias, como sucedía en Arroyomolinos, a los intereses de promotores privados ligados al entorno del Partido Popular. Hasta dos planes generales se llegaron a aprobar. Hay municipios en los que pasan años y décadas con su estructura urbanística prácticamente inamovible, en los que poco o nada importa que se modifiquen los marcos legislativos, y otros cuya actividad recalificadora registra un ritmo frenético, como Navalcarnero. No obstante, a pesar de lo que ofrezca el censo, sus datos son los que son a fecha fija, pero su evolución es continua. Esta semana, el INE ha publicado también los datos del padrón continuo, que, en el caso de la Comunidad de Madrid, reflejan un descenso de la población en casi 10.000 personas entre enero de 2012 y enero de 2013. Con una incidencia de la salida de extranjeros especialmente apreciable, de 58.688 foráneos menos. Un dato a tener en cuenta a la hora de evaluar un mayor número de viviendas vacías, de unas 20.000 en el último año. Y la tendencia, de seguir la actual situación de crisis, tiene todos los visos de ir en aumento. Será interesante ver en los próximos años cuántos de los 500.000 extranjeros llegados a la región desde 2002, que todavía permanecen, lo seguirán haciendo. Hablamos de entre 150.000 y 200.000 viviendas ahora ocupadas y que podrían dejar de estarlo.

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