Tarditas
Tardanzas, igual que en la
vidriera irrespetuosa de los cambalaches ellos igual que nosotros en otras
épocas, es de esperar que no cambien gracias al esfuerzo y al hambre de algunos
de nosotros como fue en otros momentos, como se lo estarán imaginando – o no –
esos miles de boludos que siguen insistiendo con el dólar blue, por allá hambre
por acá sobrantes ficticios, no vaya a ser que repitamos lo que repetimos
siempre, tardanzas, nosotros igual que ellos gracias a que pudieron desviar las
direcciones y sentidos de los flujos de capital que obviamente intentaron e
intentarán, pero más de lo que depende de nosotros, más que de nosotros de los
boludos que toman las decisiones entre nosotros que estarán viendo cómo
negocian el país como lo negociaron desde el fondo de nuestra historia si
después inventan los discursos funcionales y arman días de furia, tardanzas, es
de esperar que no tengan avances esos boludos que hablan de aislamiento para
una globalización que hoy es imposible, si el bienestar social de las economías
avanzadas se logra como otras veces a costa del malestar social de las
economías de menores ingreso; (CRONICA) España tendrá dos
años más para reducir el déficit público hasta el 3% del PIB, tras una negociación con Bruselas que
se salda con otra subida de impuestos, con otra andanada
de recortes, con otro empujón a las reformas estructurales pendientes. El
ajuste presupuestario, piedra filosofal de la lucha contra la crisis en los
últimos años, será menos agresivo, más lento. Y, aun así,
el Gobierno de Mariano Rajoy asumió ayer que también se retarda la salida de la
crisis. Para crecer por encima del 1%, para crear empleo de forma apreciable
habrá que esperar, pronostica el Ejecutivo, a 2016. También aquí, dos años más
de lo que preveía. Rajoy vive en sus carnes el castigo de Sísifo, aquel rey de
la mitología griega que trataba una y otra vez ascender una montaña empujando
una pesada carga, que se le escurría en el último momento. El presidente del
Gobierno se presentó en noviembre de 2011 a las elecciones generales como aquel
que lograría reactivar el empleo, tras haberse perdido tres millones de puestos
de trabajo con los socialistas en el poder, en la legislatura de la Gran
Recesión. Las previsiones presentadas ayer tras el Consejo de Ministros suponen
admitir que su mandato acabará con 1,3 millones de empleos menos.
Que en su legislatura, la tasa de paro media acabará (el 25,8% en 2015) mucho
peor que el último dato de desempleo del mandato socialista (22,8% en el cuarto
trimestre de 2012). Las nuevas cifras económicas, que el Gobierno enviará a Bruselas como garantía de que ajustará las
cuentas públicas, están elaboradas con unas tesis más prudentes que las
exhibidas hasta ahora. “Las nuevas hipótesis son extremadamente conservadoras,
muy cautas para aportar credibilidad a la actuación del Gobierno”, justificó el
ministro de Economía, Luis de Guindos. El contraste con el pronóstico
presentado hace un año por el propio Guindos es notable.
Asomarse al nuevo cuadro macroeconómico es comprobar que la tasa de paro nunca
baja del 25%, mientras que el déficit se ajusta, aunque ahora de forma más
gradual, del 10,6% al 3%. Es darse de bruces con un vaticinio que anticipa un
crecimiento anémico. “Estamos ante problemas de una magnitud extraordinaria,
hace falta tiempo”, añadieron fuentes de La Moncloa. Todos esos problemas
(elevado endeudamiento en el sector privado, crédito racionado por una banca en
problemas, hundimiento de la actividad inmobiliaria, desconfianza de los
mercados) eran muy similares en 2012, pero el pronóstico que hizo entonces el
Gobierno, que confiaba acabar la legislatura con una tasa de paro del 22%, fue
muy distinto. ¿Qué ha fallado? ¿Se optó por una política equivocada en España y
en la zona euro? Para responder a las preguntas de los periodistas, Guindos se
parapetó en que la economía mundial se comportó “peor de lo previsto”. Pero
cuando dio datos, se refirió a la zona euro (el FMI revisó a la baja su
pronóstico para 2013, del 0,7% al -0,3%). Su otro argumento, ya usado por
Rajoy, fue recalcar que los recortes presupuestarios, que iniciativas como la
reforma laboral eran las que habían evitado un escenario, a su juicio, peor:
“Los países bajo un programa [de rescate] están en una situación mucho peor que
la nuestra”. “Una tasa de paro del 27% es la mayor
vulnerabilidad de la economía”, admitió Guindos, en referencia a la última
Encuesta de Población Activa, la del primer trimestre, que eleva el número de
parados a 6,2 millones de personas, otro registro histórico. La vicepresidenta
del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, defendió que ningún ministro diera
una explicación pública tras conocerse el dato este jueves. Y emplazó a la
segunda semana de mayo, cuando Rajoy acudirá al Congreso para defender el
programa de estabilidad y el plan de reformas que remitirá en unos días a
Bruselas. La primera medida que contempla el Gobierno en las políticas de
empleo es una auditoría “independiente” de la reforma laboral al año de su
puesta en marcha. Era una disposición que preveía la propia reforma. Guindos
anticipó incluso cual será el resultado. “Estoy convencido de que será
favorable”, añadió, pese a que, con la reforma laboral, se han destruido
800.000 empleos, al combinarse con la recesión y los ajustes presupuestarios.
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