domingo, 28 de abril de 2013

En primera persona.


Tarditas
Tardanzas, igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches ellos igual que nosotros en otras épocas, es de esperar que no cambien gracias al esfuerzo y al hambre de algunos de nosotros como fue en otros momentos, como se lo estarán imaginando – o no – esos miles de boludos que siguen insistiendo con el dólar blue, por allá hambre por acá sobrantes ficticios, no vaya a ser que repitamos lo que repetimos siempre, tardanzas, nosotros igual que ellos gracias a que pudieron desviar las direcciones y sentidos de los flujos de capital que obviamente intentaron e intentarán, pero más de lo que depende de nosotros, más que de nosotros de los boludos que toman las decisiones entre nosotros que estarán viendo cómo negocian el país como lo negociaron desde el fondo de nuestra historia si después inventan los discursos funcionales y arman días de furia, tardanzas, es de esperar que no tengan avances esos boludos que hablan de aislamiento para una globalización que hoy es imposible, si el bienestar social de las economías avanzadas se logra como otras veces a costa del malestar social de las economías de menores ingreso; (CRONICA) España tendrá dos años más para reducir el déficit público hasta el 3% del PIB, tras una negociación con Bruselas que se salda con otra subida de impuestos, con otra andanada de recortes, con otro empujón a las reformas estructurales pendientes. El ajuste presupuestario, piedra filosofal de la lucha contra la crisis en los últimos años, será menos agresivo, más lento. Y, aun así, el Gobierno de Mariano Rajoy asumió ayer que también se retarda la salida de la crisis. Para crecer por encima del 1%, para crear empleo de forma apreciable habrá que esperar, pronostica el Ejecutivo, a 2016. También aquí, dos años más de lo que preveía. Rajoy vive en sus carnes el castigo de Sísifo, aquel rey de la mitología griega que trataba una y otra vez ascender una montaña empujando una pesada carga, que se le escurría en el último momento. El presidente del Gobierno se presentó en noviembre de 2011 a las elecciones generales como aquel que lograría reactivar el empleo, tras haberse perdido tres millones de puestos de trabajo con los socialistas en el poder, en la legislatura de la Gran Recesión. Las previsiones presentadas ayer tras el Consejo de Ministros suponen admitir que su mandato acabará con 1,3 millones de empleos menos. Que en su legislatura, la tasa de paro media acabará (el 25,8% en 2015) mucho peor que el último dato de desempleo del mandato socialista (22,8% en el cuarto trimestre de 2012). Las nuevas cifras económicas, que el Gobierno enviará a Bruselas como garantía de que ajustará las cuentas públicas, están elaboradas con unas tesis más prudentes que las exhibidas hasta ahora. “Las nuevas hipótesis son extremadamente conservadoras, muy cautas para aportar credibilidad a la actuación del Gobierno”, justificó el ministro de Economía, Luis de Guindos. El contraste con el pronóstico presentado hace un año por el propio Guindos es notable. Asomarse al nuevo cuadro macroeconómico es comprobar que la tasa de paro nunca baja del 25%, mientras que el déficit se ajusta, aunque ahora de forma más gradual, del 10,6% al 3%. Es darse de bruces con un vaticinio que anticipa un crecimiento anémico. “Estamos ante problemas de una magnitud extraordinaria, hace falta tiempo”, añadieron fuentes de La Moncloa. Todos esos problemas (elevado endeudamiento en el sector privado, crédito racionado por una banca en problemas, hundimiento de la actividad inmobiliaria, desconfianza de los mercados) eran muy similares en 2012, pero el pronóstico que hizo entonces el Gobierno, que confiaba acabar la legislatura con una tasa de paro del 22%, fue muy distinto. ¿Qué ha fallado? ¿Se optó por una política equivocada en España y en la zona euro? Para responder a las preguntas de los periodistas, Guindos se parapetó en que la economía mundial se comportó “peor de lo previsto”. Pero cuando dio datos, se refirió a la zona euro (el FMI revisó a la baja su pronóstico para 2013, del 0,7% al -0,3%). Su otro argumento, ya usado por Rajoy, fue recalcar que los recortes presupuestarios, que iniciativas como la reforma laboral eran las que habían evitado un escenario, a su juicio, peor: “Los países bajo un programa [de rescate] están en una situación mucho peor que la nuestra”.Una tasa de paro del 27% es la mayor vulnerabilidad de la economía”, admitió Guindos, en referencia a la última Encuesta de Población Activa, la del primer trimestre, que eleva el número de parados a 6,2 millones de personas, otro registro histórico. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, defendió que ningún ministro diera una explicación pública tras conocerse el dato este jueves. Y emplazó a la segunda semana de mayo, cuando Rajoy acudirá al Congreso para defender el programa de estabilidad y el plan de reformas que remitirá en unos días a Bruselas. La primera medida que contempla el Gobierno en las políticas de empleo es una auditoría “independiente” de la reforma laboral al año de su puesta en marcha. Era una disposición que preveía la propia reforma. Guindos anticipó incluso cual será el resultado. “Estoy convencido de que será favorable”, añadió, pese a que, con la reforma laboral, se han destruido 800.000 empleos, al combinarse con la recesión y los ajustes presupuestarios.

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