DURITIA.
Durezas, uno que es viejo tiene los
recuerdos de los kilos de chocolates donados durante la guerra de Malvinas para
morigerar el frío de los soldados en el frente que aparecieron en quioscos
donde los vendían comerciantes inescrupulosos a los que no siquiera les
importaron las identificaciones de donación para la guerra, uno que es viejo
tiene recuerdos de inundaciones más graves en lugares menos mediáticos por
decirlo en semántica más moderna, de pueblos enteros arrasados por barros
provenientes de cerros y montañas degradados por las deforestaciones
irracionales, pueblos y habitantes en todo caso que no figuraron en titulares
porque son del “interior” de la puta patria, igual que en la vidriera
irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, solidaridad, en
sociología, el sentimiento de unidad basado en metas o intereses comunes se lee
en la wiki y de esto nosotros nada, en cambio colaboración es, genéricamente, todo
proceso donde se involucre el trabajo de varias personas en conjunto; tanto
para conseguir un resultado imposible o muy difícil de conseguir mediante el
trabajo individual como para ayudar conseguir algo a quien por sí mismo no
podría, y de esto nosotros más o menos pero no es solidaridad como decimos
cuando nos golpeamos el pecho, a propósito de la última tragedia y de una
oportunidad más en nuestra impresentable historia donde aparecemos todos
haciendo de chapulines colorados cuando nos interesa un carajo el prójimo, la
colaboración es coyuntural fugaz efímera insustancial sirve a las
superficialidades de aparecer cuando hay que demostrar que algo nos importan
los que viven cerca nuestro en la presunta identidad nacionalidad, la
solidaridad en cambio es estructural duradera permanente perdurable, la
colaboración sirve de explicación cuando uno se conmueve con el otro como para
regalarle un colchón aunque haya que comprarlo de primera mano pero no sirve de
explicación cuando uno compra dólares para embromarlo al gobierno que obligado
devaluará para que nosotros hagamos la diferencia aún a costa del hambre de
otros compatriotas con ingresos fijos, la colaboración sirve para la foto la
solidaridad para ser menos diferentes, con la colaboración en el día después
continúan la pobreza y la riqueza con la solidaridad la pobreza y la riqueza se
amortiguan, o sea somos más bien colaboradores y, en algunos momentos de
nuestra historia, colaboracionistas, aunque no nos gusten las palabras o estos
recuerdos aunque no nos guste reconocer que falta ese “juicio” a la
responsabilidad social de decir fuimos todos cuando entramos en las sombras por
lo menos los que quedamos adentro, solidarios no somos. (Recortes) La reacción
fue inmediata y masiva. Miles de voluntarios participaron en la recolección y
distribución de donaciones que hicieron llegar miles de vecinos. Empresas,
organismos del Estado, artistas y deportistas se sumaron a la cruzada. El drama
de decenas de familias, las pérdidas y el dolor tuvieron su contracara en la
solidaridad popular con los damnificados, que se desencadenó en forma masiva en
distintos puntos del país. El caudal de donaciones proveniente desde la
sociedad civil, sindicatos, centros de estudiantes, artistas, entidades
vecinales, empresas y organismos públicos fue incesante. La explosión solidaria
sumó sobre todo alimentos, ropa, frazadas, pañales y calzado a la asistencia
del Estado, que acercó a las víctimas colchones, agua potable y medicamentos,
además de la asistencia alimentaria. Fueron centenares los voluntarios que se
sumaron a la tarea de recibir, clasificar y trasladar las donaciones, una tarea
que, por el volumen de lo acumulado, parecía interminable. Jóvenes scouts y
militantes religiosos participaron de la movida. También se destacó la
participación de militantes jóvenes, que organizaron la recepción y
distribución de donaciones en la Facultad de Periodismo de la Universidad
Nacional de La Plata, con participación activa de Unidos y Organizados y La
Cámpora. “Se distribuyeron 500 pañales, 433 colchones, 336 frazadas, 890
prendas de vestir, 630 alimentos y 500 litros de agua en once centros de
evacuados distribuidos en la ciudad, donde hay más de 1000 compañeros
trabajando”, informó Emmanuel, responsable de la logística del centro. Desde la
Catedral Metropolitana partieron cuatro camiones con 28.000 kilos de elementos
para los damnificados, que los de donantes convocados por la Red Solidaria
acercaron a la Catedral porteña (ver página 8). Cáritas estableció su centro de
recepción en el santuario de San Cayetano, en Liniers, y otro en el Colegio
Marín, de San Isidro. Aerolíneas Argentinas y el Correo Argentino salieron a
participar de manera activa en los distintos operativos de ayuda en favor de
los damnificados. Aerolíneas Argentinas envió voluntarios y puso a disposición
su capacidad de bodega y la de Austral para trasladar donaciones desde el
interior, mientras el Correo recogió ayuda en todas sus sucursales.
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