Lo que quiero es hacerlos volar
en la imaginación y el tiempo, si un tiempo ya ido. Hasta el año 93 las tardes
y mediodías en Simoca eran cotidianas y monótonas con la pasada del tren
703/704 "El Directo" como decía mi querida vieja "Chela".De
esta manera cada lector se ira sumergiendo de a poco e impregnándose de olores,
murmullos, ruidos, comentarios y que tendrá como telón de fondo una rica descripción
geográfica y pintoresca. Sí, todo aquel clima que se vivenciaba minutos antes
de la llegada del tren de pasajeros a la estación Simoca. Un pueblo preñao de
mitos, leyendas, e historias populares de un pueblo arcaico, de postas de
aquellos viajeros con mercancías en la época del Virreinato. Lugar de fiestas
en Domingos, de las ferias sabatinas como punto de encuentro de aquel paisano
del campo con sombrero de alas anchas, camisa de vestir y poncho rojo color
Guemes (rojo y negro) pitando un chala. El Sábado es el único día de
sociabilizacion de aquel paisano, en la feria se habla de las noticias rurales
de la zafra y la vida cotidiana del zafrero. Mientras tanto nunca debe faltar
la mano tendida dispuesta a la invitación de algún trago acompañado de unas
ricas empanadas al son de unas zambas y chacareras con guitarra acordeón y
violín carpero. El viejo “Rosedal” de mi
querido amigo Lo Ledesma, donde se
cantan preludios y zambas bajo el cielo estrellado, la luna machadita y
sedienta siempre es testigo de algún romance cuando baja a tomar una copa de
vino.
En las siestas calurosas que ni
los coyuyos tienen ganas de cantar nos escapábamos con los changos a los
arroyos y surgentes entre los cercos de sandia o en invierno a chupar caña de
azúcar. Que lindas las tardes de verano en la plaza!!! Acompañada de la música
del cuarteto del recuerdo como Eduardo Gelfo y el Cuarteto Leo, Chunchulas,
Trulala, Santamarina, La Mona , y Sebastián y Alberto Tosas que hasta hoy sigue
de moda en todo Tucumán. Pero la estación siempre ocupo un lugar privilegiado
en aquel rincón de pasiones y sentimientos, fue el lugar donde el olor a oxido
de las zapatas perfumo las camisas blancas de mi infancia confeccionadas con
tanto sacrificio por mi querida vieja, y un poco de grasa de locomotora no
venia mal para lustrar mis mocasines. Y ahora si vamos a preparar todo para
viajar, porque a las 17:50 hs si viene bien a horario cosa que no creo, tiene
que pasar por Simoca y vamos a subirnos a viajar unos cuantos km. Tal vez
llegaremos hasta Alta Córdoba, Villa Rosa
o Boulogne Sur Mer, no se pero nuestro destino final será Retiro.
Es temprano y ya carneamos 2
gallinas para freír, eso y unas cuantas milanesas será nuestros almuerzos y cenas
a bordo del tren, igual llevamos mucho porque hay que convidarles a los
compañeros de viaje y no sabemos cuanto de atraso trae y pasara. También
cargamos 2 termos con gaseosas “Torasso” naranja (porque no existe envase
descartable). En cajas de cartón envueltas en papel madera atadas con hilo
piolin con su inscripción “Coronel Simoca-Retiro” llevamos quesos quesillos,
patay, miel de caña, bollos y empanadillas. Y en otra caja un gallo pavón de
gran porte que mi madre eligió para reproducir buena cría, también una bolsa de
azúcar de 50 Kg. . Que tendrá su privilegio de ir en el furgón.
16 hs. –Mama- Ibar valla
averiguar si viene bien o con atraso el tren.
Llegue a la estación con unos
amigos a preguntar y no había ningún movimiento, pero me dijo el Jefe que
todavía no había llegado a Tucumán.
17 hs. Mama esta intranquila y
ella acostumbra a llegar 1 o 2 horas antes, porque mama es así.
Nos vamos despidiendo de todos, no nos
olvidamos nada, las valijas, cajas, todo.
“Don Lindor Chalin” nos lleva en
sulky hasta la estación.
Llegamos medios mareados en ese
sulky de antaño que parece una batidora y ya se hizo presente el infaltable
“Kako Rivas” y algunos pasajeros esperando a lo largo de toda la estación.
Bajamos todo y nos ubicamos donde
parara el coche 402 que nos toco.
-Mama- Ibar anda a decirle al
auxiliar o al de encomiendas que venga a buscar la bolsa de azúcar así la lleva
para que valla en el furgón de encomiendas.
Gente que va llegando acompañados
de sus familiares y algunos que sacan boleto en el momento su suerte de
comodidades será al azar, porque van sin numero de asiento.
El Jefe de estación Carlos Bazan
pasa preguntando a los viajantes el numero de coche para ir ubicándonos mas o menos donde va parar cada coche.
-Jefe de estación- Hace 10 minutos
salio de Tucumán. Señora coche 502 al fondo, esos son clase turista. Señor por
acá para el coche comedor, ¿que numero de coche tiene Usd Señor? 404 un poquito
mas allá por la casa de Don Mansilla mas o menos.
-Mama- Mijo apenas pare yo subo
con tu hermana y vos con tus amigos suban las cajas y valijas que yo las
agarro, porque este para y sale echando chispa eh, no da tiempo a nada.
El auxiliar ya movió la
palanca y tiro el cable para bajar la
señal de entrada. A los pocos minutos suena la campanilla del telégrafo y la
campana, ya viene pasando Río Colorado, fa viene a las chapas!!!
-Ibar- Ma ya viene por Río
Colorado.
-Mama- Si hijo no te vallas
lejos.
Al rato ya se ve algo negro, y es
la serpiente de acero.
-Ibar- Si ahí viene.
-Mama-No busquen el coche 402,
subamos donde estemos mas cerca de cualquier puerta, después nos ubicamos, la
cosa es estar arriba del tren.
Ya se visualiza su elevada
campana en techo de la maquina.
-Ibar- Ma viene con la 9mil.
-Mama- Ah hijo!!! No importa la
cosa que lleguemos bien a Retiro.
Un largo bocinazo de atención
inmoviliza a todo el pueblo y moviliza a los viajantes en el anden. La maquina
se mueve hacia los costados y a los saltos como si viniera a 200 Km./h y
parecería que en cualquier momento descarrila. Entrando al anden pasa dándonos
una bienvenida tapándonos de tierra con una gran polvareda que levanta. La
locomotora es la 9717 viene muy sucia llena de aceite toda negra y chorreada de
yerba mate debajo de la ventanilla del maquinista (se ve que golpean el mate
ahí para cambiarle la yerba). De tan pesada que es pasa como castigando los
pobres y aguantadores rieles del Belgrano. Su maquinista un viejo que se inicio
con las vaporeras lleva su infaltable pañuelo al cuello y viene sacando el
brazo con su aro de vía libre en mano para entregarle al auxiliar y recibir el
mismo que le otorgara el permiso para pasar de estación a estación. Pasa la
maquina, los 2 vagones de carga cerrados con carga desde La Quiaca hasta Retiro
(ojo, no es un mixto ni un carga con coche, es un tren de pasajeros) el
furgón-encomiendas. Baja el guarda con su uniforme de verano color crema, y
deja un sobre papel-madera en la oficina del Jefe que lo esta esperando. ¡Que
olor a caña de azúcar quemada y a oxido que trae este tren! Por Dios!!! Entre
saludos y movimientos en la oficina de auxiliares el peón cargo todas las
encomiendas que irán en el furgón. Son pocos los minutos que para en Simoca.
Suena la campana, manos que saludan y brazos que se extienden, y el guarda hace
sonar su silbato flameando su pañuelo verde y gritos como ¡Veni en Julio!. .Un
largo bocinazo para aquellos que escaparon hacer una compra de bebidas, alguno
seguro perderá el tren. Cruje la pereza a falta de grasa con un poco de oxido
que ayuda y el típico tiron de gancho-mandíbula ayudado de una buena aplicación
de puntos en el controler acelerador por parte de ese viejo maquinista de pocas
pulgas por la impaciencia de jubilarse cuanto antes. Mientras sentimos el
bramar del turbo de semejante fierro nuestros amigos corren a la par de la
puerta despidiendose. Buscamos nuestros
asientos, nos sentamos, y mientras pasa la curva el color blanco rojo y azul de
los coches materfer envuelve como una cinta engalanadora a aquel pueblo de
ranchos bajos que fue el principado de mi infancia en veranos e inviernos.
Mientras viajamos ya nos
recibieron con guitarras cantando chacareras, nunca falta una guitarra par
endulzar el largo viaje, el traquetear reemplaza al bombo y siempre se cola
algún coyuyo cantor que trae su violín de los montes por donde surca este tren.
Mama ya nos enchufo de entrada las milanesa y esa gallina mas dura que un
ladrillo, pero no viene mal para fortalecer nuestros dientes y mandíbulas. Por
la ventanilla del frente como marcando una instancia, cruzamos un caminito de
tierra y su “Pare, mire, escuche, cuidado con los trenes” de color amarillo y
negro que todos los belgraneros conocemos, una vieja de pañuelo atado a la
cabeza sacando pan del horno y una chinita barriendo el patio con una escoba de
afata, la verdad con el marco de la ventanilla parece una pintura paisajista. Pasamos
Atahona y el Río Gastona, Monteagudo y
llegamos a La Madrid. La gente espera ansiosa para vender sus productos
caseros, una vieja con un tendal de hijos al igual que la gallina con sus
pollitos lleva un canasto tejido de palmeras ofreciendo quesillos y
empanadillas y su chinita cardenales que sus hermanos lo trampearon, otros agua caliente para el termo. Pero la
cosa viene mal barajada, y hay problemas, esta el destacamento de la
P.F.A. A los que vienen de Bolivia o La
Quiaca en clase turista los hacen bajar a todos y les confiscan sus mercancías
impunemente con una buena garroteada al frente de sus hijos sin tener piedad de
nada y no les importa si pierden el tren, en esta estación los bolivianos siempre
son carne de cañón a los que venimos en clase primera no nos hacen nada además
casi todos somos ferrucas. Al llegar a Taco Ralo me dice mi mama mira ahí esta
el tío Don Agustín Coronel (jefe de estacion), y si lo vi, estaba con el brazo
contra la puerta y el auxiliar con su gorra sentado en la chata de encomiendas
viendo pasar la despedida de otro tren mas. En Lavalle subieron dos rubiascon
su mama que viajan hasta Boulogne y llevan una catita que como jaula tiene la
envoltura de una damajuana de vino, y como nos hicimos amigos nuestros
sanguches lo compartimos y también con su lorita. Llegamos a Frías y también
tenemos problemas de mas atraso, porque el personal de conducción que venía
desde Tucumán trabajando tenía que dejar servicio en Frías y los quieren
recargar hasta Recreo, cosa que le impide articularse para volver mañana
trabajando en el otro tren hasta Tucumán. El problema fue superado luego de 1
hora, lo cual el personal de Tucumán siguió hasta Recreo tras llegar a un
arreglo. De esta manera seguimos y estamos yendo muy despacio por las salinas a
12km/h así será hasta Lucio V. Mansilla mientras vamos durmiendo, pero antes
que nos despierte el de coche-comedor ofreciendo café café nos despertara el
maldito gallo que lleva mi mama en la caja. Mi madre le golpea la caja para que
deje de cantar pero todos los compañeros de viaje. A DESPERTAAAAAAAR. Cuando
pasaba este tren, yo solía esperarlo para vender gaseosas “Toraso”, y el mismo
paraba muy poco tiempo, pero un día me confié tanto y muy mal que me subí a
vender por arriba de un clase turista y me apuraban todos y me marearon que yo
sin querer agarre la plata sin fijarme cuanto era, cuando estaba llegando a la
puerta para bajar miro el billete y eran bolivianos, me volví a reclamarle y el
tren salió, deci que me vio el jefe de estación que me conocía y el guarda lo
hizo parar. Creo que mi madre nunca supo de esto, solo a mi padre se lo comente
hace 3 años. Jajajajaja.
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