El auge del ferrocarril de larga
distancia en la Argentina en los tres primeros decenios del siglo se extendió
mas allá del simple servicio de transportar gente de una ciudad a otra. Una vez
tendida la línea principal, las grandes empresas advirtieron enseguida que se abría
la posibilidad del turismo incipiente que la argentina prospera del centenario
conoció incluso antes que muchos países europeos. Así, tanto la empresa del
Ferrocarril del Sud como la Buenos Aires al Pacifico construyeron una verdadera
cadena de hoteles que apuntaban a fortalecer la demanda de pasajes con el
turismo para familias enteras en épocas
en que veraneos, vacaciones de invierno o salidas de fin de semana se
concentraban en grandes hoteles con pensión completa. El esquema tampoco era
novedoso en el mundo. En Estados Unidos, un verdadero pionero en la hotelería
asociada al ferrocarril, el celebre Fred Harvey, ya había instalado una enorme
red de hoteles y restaurantes a lo largo de la tradicional línea del
Ferrocarril Santa Fe entre Los Angeles Y Chicago. En la Argentina, destinos
turísticos obligados como Mar del Plata, Necochea, Tandil, Sierra de la
Ventana, Mendoza, Sierras de Córdoba o Bariloche, atrajeron naturalmente el
interés de las compañías ferroviarias y fueron surgiendo así hoteles de gran
categoría en cada uno de esos rincones, como prolongación natural de la llegada
en tren a esos lugares. Algunos de esos Hoteles el Yacato, en las sierras de
Córdoba, por Ej. se mantiene prácticamente idénticos y en muy buen estado de
conservación. Allí se puede tener, de inmediato, una impresión directa de los
usos y estilos de la Argentina de la gran época del tren. Otros hoteles han
desaparecido y solo un recuerdo de lo que comenzó muy temprano en el siglo. Tal
el caso del hotel Sierra de la Ventana del
Ferrocarril del Sud, cuya construcción se inicio en 1904 y se inauguro con toda
pompa el 11 de noviembre de 1911. Con 173 habitaciones, el hotel tenía
capacidad para 350 personas y salones de fiestas o de reunión, casino,
gimnasio, peluquería, una torre de observación de las sierras, cancha de golf,
cancha de fútbol, 3 canchas de tenis, piletas, caballerizas y un parque de 126
hectáreas. No muchos hoteles en el mundo podían otorgar tanto. Y la compañía
Ferrocarril del Sud ofrecía un tren especial que salía a las 18:40 de
Constitución para llegar a las 8:20 en punto del día siguiente a Sierra de la
Ventana y aprovechar la jornada completa en el lugar de descanso. ¿Cuánto
costaba alojarse allí? En 1913, un viaje de ida y vuelta en primera clase
costaba 45 pesos. Si el pasajero quería alojarse en el hotel, una ida y vuelta
en tren mas una estada de 8 días costaban 164 pesos por persona o 268 por
pareja. En1942 las instalaciones fueron usadas para albergar a los marineros
del Graf Spee. Cuando en 1946 los alemanes regresaron a su país el hotel empezó
con su decadencia final y hasta la actualidad se encuentra abandonado pero hay
un proyecto de reactivación para el 2005.
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