Con una red de más de siete mil
kilómetros que atraviesa 14 provincias del norte y centro del país, el Belgrano
Cargas tiene una potencialidad extraordinaria pero, hoy por hoy, es el ramal
más ineficiente del sistema. La falta de inversión y el manejo político que
hicieron distintos gobiernos fueron decisivos para que esta vía que une el
puerto de Buenos Aires con Salta (en puntos limítrofes con Bolivia y Chile),
pasando por la pampa gringa, cubra hoy apenas un 25 por ciento de la demanda.
“Tendría que llegar a cuatro millones de toneladas anuales y apenas carga 1,1
millón”, advierte Julián Echazarreta, subgerente general de la Asociación de
Cooperativas Argentinas (ACA), una de los principales clientes de los
ferrocarriles. El Belgrano Cargas está en manos de un consorcio privado
integrado en un 80 por ciento por una sociedad empresarial compuesta por el
Grupo Macri, Roggio, Emepa y la firma china Sonhe Hepefull. El restante 20 por
ciento quedó repartido en partes iguales entre la Unión Ferroviaria (UF), el
gremio de La Fraternidad y el sindicato de los camioneros de Hugo Moyano.
Proyecto chino. En julio pasado (del 2013), el Gobierno nacional firmó un
acuerdo con China, por el cual el gigante asiático aportaría 10 mil millones de
dólares para renovar vías, adquirir locomotoras y vagones. Pero muchos
ejecutivos del sector descreen de las promesas chinas. Hasta ahora, lo único
concreto es un crédito ya aprobado por la Corporación Andina de Fomento (CAF)
por 326 millones de dólares, con una contraparte argentina de casi 80 millones
de dólares, para la renovación de ramales. Según operadores privados, ese
desembolso, que se haría efectivo el año próximo, permitiría salir del
estancamiento. “Si aprovechan esa inyección, en tres años el Belgrano Cargas
podría llegar a cuatro millones de toneladas”, evalúa un alto ejecutivo de otra
compañía. Las prestaciones de la línea reflejan ineficiencia: en 2009
transportó 1,1 millón de toneladas, pese a que la demanda que tiene llega a los
cuatro millones de toneladas. De los 20,7 millones de toneladas que se
movilizaron por ferrocarril el año pasado, el Belgrano llevó 1,1 millón, lo que
representa el 5,3 por ciento de la torta, según datos de la Comisión Nacional de Regulación del
Transporte. Desde enero hasta septiembre de este año, el Belgrano transportó 848.956
toneladas. En el mismo período, el Nuevo Central Argentino (NCA) –cuyo paquete
mayoritario lo controla la cordobesa Aceitera General Deheza– cargó 6.298.700
toneladas, casi siete veces más, indican los últimos datos de la Cámara
Argentina de Ferrocarriles de Carga. En materia de precios, el Belgrano Cargas
tiene una tarifa media de 67 pesos por tonelada y de casi 10 centavos por
tonelada-kilómetro, mientras que el NCA maneja una tarifa media de 53,80 pesos
y de 11 centavos por tonelada kilómetro. A la hora de los ingresos, el Belgrano
Cargas embolsó el año pasado 74,3 millones de pesos mientras que el NCA llegó a
los 296,8 millones. Para los exportadores de granos, el tren tiene una inmensa
ventaja comparativa, ya que mientras el ferrocarril tiene una tarifa promedio
de 10 centavos por tonelada-kilómetro, el costo por camión trepa a seis pesos,
60 veces más, aunque tiene la ventaja de ser punto a punto. “Tenemos una tarifa
baja, tendría que estar a nueve pesos; los ferrocarriles están muy subsidiados
y nosotros no recibimos un peso”, se quejó Eduardo Marcle, titular de la
Federación Cordobesa del Transporte Automotor de Cargas (Fecotac). El Belgrano
Cargas, como otros ferrocarriles, recibe subsidios del Estado pero en la
consulta a ese consorcio no fue posible conseguir el monto de los aportes
estatales. Pedraza y Moyano. Los números adversos y la falta de aprovechamiento
de la potencialidad del Belgrano Cargas se explica por una intricada historia
donde se mezcla un cóctel de política, sindicalismo y hasta presuntos hechos de
corrupción. Liderada por José Pedraza, la Unión Ferroviaria tuvo una
participación clave –y todavía la conserva, en menor medida– en el manejo de
ese ferrocarril de cargas. En 1999, el ex presidente Carlos Menem le dio su
control a Pedraza, con una concesión directa que incluía el compromiso estatal
de un millonario subsidio para obras e inversiones. De movida, la concesionaria
liderada por el gremio tuvo como presidenta a Graciela Coria, esposa de
Pedraza, con desconocimiento en el tema. El Belgrano Cargas no consiguió despegar,
porque el Gobierno no aportó los fondos que había prometido. Después de un
intento fallido de reprivatización en 2006, el polémico ex secretario de
Transporte de la Nación, Ricardo Jaime, desplazó al sindicato y le cedió la
operación del Belgrano Cargas a un consorcio empresario-gremial. “Cuando lo
tuvo la UF como socio mayoritario, fue una etapa en la cual la decadencia fue
marcada”, evalúa Echazarreta. El directivo resalta que el Belgrano Cargas tiene
un “tendido extraordinario, que cualquier país quisiera tener”, pero señala que
escucha “quejas por todos lados” sobre su prestación. En tanto, el diputado
nacional Fernando “Pino” Solanas (Proyecto Sur) descree de los beneficios de un
desembarco chino. Apunta que detrás de los asiáticos hay un “negociado” de
Franco Macri. “La Argentina no necesita de los chinos”, afirma, y se pronuncia
por una estatización de toda la red ferroviaria.
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