viernes, 20 de enero de 2012

hojas redondas

ALBÓNDIGAS CON PURÉ Ingredientes 1 kilo de carne picada. 4 huevos. Sal fina cantidad necesaria. Pimienta negra cantidad necesaria. 2 cebollas. 3 ajos. 200 gramos de queso rallado. 100 gramos de pan rallado. Aceite mezcla cantidad necesaria. 1/2 kilo de patatas. 1/2 kilo de batatas. 100 mililitros de leche. 50 mililitros de crema de leche. 50 gramos de manteca. Sal, Pimienta negra, nuez moscada cantidad necesaria. 50 gramos de azúcar. 1 lata de tomates cubeti. 1 cebolla. 1 diente de ajo. Cilantro Perejil cantidad necesaria. Mostaza dijón 2 cucharadas. Modo de Preparación Cortar patatas y batatas en cubos y cocinarlas en cacerolas diferentes con agua hirviendo salada.


En un bol mezclar carne de nalga picada, 2 huevos, sal, queso rallado, pan rallado, cebolla rallada, gotas de tabasco y mostaza dijón. Con esta mezcla armar las albóndigas y dorarlas en una sartén con aceite mezcla. Para hacer el puré de batatas, aplastarlas cuando estén cocidas y agregarles azúcar y manteca. Para el puré de patatas agregar leche, crema de leche, manteca, sal, pimienta negra y nuez moscada. En una sartén con oliva preparar la salsa con ajo picado, tomate cubeti y teminar la cocción de las albóndigas dentro de la salsa. Agregar perejil y cilantro picado. Servir en una fuente: colocar la salsa en el centro, por debajo, y las albóndigas por encima. Los purés colocarlos en los extremos.


Albóndigas a la portuguesa Un plato al que se asocia en forma casi automática a la carne picada son las albóndigas. De origen árabe, el término proviene de esa lengua: al-bunduqa, que algunos traducen como bolas y otros, como avellana, pero ambas palabras hacen referencia a la forma esférica. Hoy esos bocados tienen ciudadanía universal, ya que todos los pueblos del mundo los preparan. En este caso el chef las preparó a la portuguesa, con puré de remolacha, papa y zanahoria. Para acompañar con un especiado syrah.



Lo que llevan miga de 1 pancito leche. 1 POCILLO carne picada de novillito seleccionada. 1/2 KILO sal y pimienta. A GUSTO queso parmesano rallado. 2 CUCHARADAS huevos. 2 placa para horno aceitada. 1 Lo que lleva la guarnición cebollas. 2 pimiento rojo. 1 ajo. 2 DIENTES manteca. 200 GRAMOS aceite de oliva. 1 CUCHARADA tomates. 4 vino blanco. 350 CENTIMETROS CUBICOS sal y pimienta. A GUSTO papas. 2 zanahorias. 4 remolachas. 4 leche. 500 CENTIMETROS CUBICOS queso parmesano rallado. 1 CUCHARADA tomillo fresco. 1 CUCHARADITA
Cómo se hace Para las albóndigas, remojar la miga de pan en leche 30 minutos. Exprimirla y mezclarla en un bol con la carne picada, sal, pimienta y queso rallado Incorporar los huevos para ligar la preparación y mezclar Dar forma de albóndigas con las manos, ubicarlas en una placa para horno aceitada y cocinarlas en horno mediano 20 minutos. Reservar Para la salsa, cortar en juliana las cebollas y el pimiento. Pelar los dientes de ajo En una sartén con 100 gramos de manteca y aceite de oliva, dorar los ajos. Incorporar el pimiento y la cebolla y rehogarlos hasta que la cebolla se ponga transparente Sumar los tomates cortados en cubos. Cocinar 10 minutos. Incorporar el vino blanco, raspar el fondo, salpimentar y cocinar a fuego mínimo 10 minutos más Cortar las papas, las zanahorias y las remolachas en cubos. Cocinarlas por separado en agua hirviendo salada unos minutos, hasta que las verduras estén tiernas Preparar 3 purés, incorporando a cada uno un tercio de la leche y la manteca restante. Salpimentar a gusto Condimentar el puré de papa con el queso parmesano rallado y el de zanahoria con el tomillo fresco Servir las albóndigas con la salsa portuguesa y acompañar con los 3 purés.



ALBONDIGAS DE CORDERO Se pica la carne de la pierna, con tocino, perejil y un diente de ajo; se le agrega pan remojado en leche y molido, pimienta, un poquito de cominos, sal al paladar y huevos. Se mezcla, se deshace, haciendo de ello una masa que en la forma de huevos de gallina se echa a cocer en caldo hirviente, envueltas en harina para que no se deshagan. Tras un cuarto de hora de vivo hervor, se retiran del fuego, se colocan en la fuente en que hayan de servirse, y se las envía a la mesa, rebozadas en una salsa de pan rallado, desleído en crema de leche, cebollas cocidas y rebanadas en rodajas, pimienta, vinagre y aceite. Por relieve huevos duros partidos por medio y pepinillos escabechados. Rosita M. de Escalera (Córdoba) De la cocina ecléctica de JM Gorriti



SOPA DE ALBONDIGUILLAS Esta sopa gusta mucho a los niños, de suyo tan enemigos de todo cuanto se relaciona con el caldo, y pues que es del agrado de estos angelitos, algo muy bueno debe encontrarse en su sabor. He aquí su confección: Quiébrense en una fuente cuatro huevos, y bátaselos con una taza de leche, dos onzas de mantequilla, una dedada de sal, otra de pimienta, y mézclese en este batido harina de trigo hasta que se haga una masa consistente. Hecha la masa, fórmanse con ella albondiguillas del tamaño de una aceituna; envuélvaselas en harina, y fríanse en mantequilla. Para servirla se colocan las albondiguillas en la sopera, y se les vierte el caldo bien caliente, al que se habrá agregado pimienta, y un huevo batido. Laurencia Garnier de Salverry (Buenos Aires)



Las albóndigas… una empresa Ya tengo catorce años y estoy a punto de cumplir quince… el once de septiembre, el día que murió Sarmiento, el día que derribaron las dos torres gemelas en Estados Unidos. Tengo la fuerte convicción de querer crear una empresa. La mejor… bueno, una de las mejores. Pero no una de las mejores medido en cantidad de ingresos, sino medido en las ganas de ir a trabajar que tenga la gente, que toda la gente quiera ser un empleado de ella. Caminando, una vez más, por las calles de City Bell, de vez en cuando por alguna vereda que tenga baldosas, ya que muchos terrenos tienen el solar público al descubierto, pienso que si quiero que a toda la gente le guste mi empresa, ella tiene que producir algo que le guste a todo el mundo, algo… se me ocurre que a los argentinos le gusta mucho la carne, el asado del domingo…
 ¡Ya sé, albóndigas!, unos bollitos de carne que se pueden hacer fritos, recubiertos de pan rallado, para llevar a cualquier lado, y con salsas de todos los sabores para acompañar comidas de diversos colores. 3 meses y cuatro días después… La empresa está yendo perfecto, las albóndigas las cocina hasta el arzobispo de la iglesia de la plaza. De vez en cuando, algún empleado holgazán observa cómo se zambullen las albóndigas produciéndole lágrimas de risa a las salsas que saltan alegres de acá para allá. De tanto en tanto viene el inspector municipal a controlar. Un hombre esbelto de unos treinta o cuarenta años, al que acompaño a donde una procesión de ganado vacuno, voraces rapan el pasto de la extensa llanura yendo y viniendo lentamente. Sinceramente esta es la parte que más odio de mi compañía, pensar que muchos viven felices gracias a sus empleos, otros disfrutan a costa de vidas que se sacrifican a diario. 15 años después… Imagínese usted pensar lo mismo casi todos los días… Me cansé de sacrificar vacas y de ver como sufren. Voy a vender la empresa. Ya conseguí un comprador que está dispuesto a pagar bien. Lo que no sabe es que las empresas se hacen con buenos directores. Un director mediocre convierte una gran empresa en un limón reseco y viejo.


Salgo a pasear, como todos los días, lo que adoro hacer, para organizar o por lo menos descansar de mis alborotados pensamientos que me llevan a comportarme de maneras imprevisibles hasta para mí. Yo sé que lo que único que hago es saludar a mis pacientes rumiantes, que vaya uno a saber qué esperan… Se hace de noche y me voy a mi casa a finalizar el día. Ya pasaron dos de mis cumpleaños desde que vendí mi empresa ya tengo treinta y dos años. Pasó lo que imaginaba, el dueño es un obeso holgazán que maltrata hasta al pasto por el que camina, la elaboración de las albóndigas se realiza con las mismas vacas, pero las alimentan con vegetales injertados y hierbas BTT. En el predio zumban insectos y máquinas por igual, gracias a la falta de mantenimiento. Incorporó la exportación de las nuevas pero insípidas albóndigas, la mayoría exentos de impuestos ya que no pasan por la AFIP. Está queriendo exprimir litros de jugo a un reseco y viejo limón. Cuento corto escrito por: Iván E. Sierra

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