jueves, 10 de enero de 2013
En primera persona
Caretajes.
Ordenes cerrados, ejecuciones de objetivos y gestión con información para algunos y omisiones para otros, mercados oligopólicos del lado de la oferta y de competencia perfecta del lado de la demanda, intereses económicos comunes e inconfesables, espíritu de cuerpo, mancomunamiento si se puede inventar una palabra, igual a corporación, entidad legal con privilegios según la primera acepción, igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, relevante irrelevante, no se bien si es factible resolver con efectividad si lo relevante es avanzar sobre la legitimidad o la legalidad de intereses lesivos al bienestar social o si lo relevante es avanzar sobre las precisiones de lo que entendemos como bienestar social para recién entonces y desde ahí hacer las consideraciones sobre la legitimidad o la legalidad de eso en lo que previamente nos pusimos de acuerdo de alguna manera, porque sino todo sigue siendo como que para afuera somos todos bien parecidos y divinos pero para adentro unos monstruos de esos, lo que convertiría la primera parte de este razonamiento en irrelevante, pero lo cierto que analizados con objetividad los inconvenientes más comunes que nos aquejan es que hay como un lugar común de corporaciones actuando por su lado frente a un pueblo indemne e ineluctable, y que mientras las dicotomías que nos caracterizan no queden resueltas vamos por esta vida y por estas vías derecho a seguras colisiones que confirman nuestro gen antidemocrático, disfrazados en este corso que algunos mencionan como la patria.
(Artemio López, retocado) Así como el conflicto por la resolución 125 dio visibilidad para el ciudadano común la defensa tenaz de intereses sectoriales que realizan los medios de difusión, descubrimiento que transformó el modo de interpretar y hacer política hasta entonces existente, con las dilaciones que parte del poder judicial impuso al efectivo cumplimiento de la ley de medios, se ha comenzado a transformar de manera drástica y con efecto cascada la perspectiva comunitaria sobre el funcionamiento de la justicia en el país, la semana que culminó estuvo dominada nuevamente por la defensa de intereses ilegítimos por parte del poder judicial mediante la inefable Cámara en lo Civil y Comercial Federal (el mismo organismo que prorrogó una cautelar en favor del Grupo Clarín) que ahora dictó una medida cautelar y frenó esta vez la estatización del predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina, adquirido de manera fraudulenta, a precio vil e impago, que había dispuesto la presidenta el 19 de diciembre último, este comportamiento de defensa corporativa de medios y justicia tuvo su mejor definición para el imaginario popular en la metáfora presidencial de “fierros mediáticos” y su complementaria que nos permitimos parangonar de “fierros judiciales”, emparentando el comportamiento de ambos poderes, capaces de enfrentar gobiernos y leyes de la democracia como en décadas anteriores lo hacía el partido militar mediante el uso de los “fierros” y sus secuelas de muertos y desaparecidos, pero esta semana pasada agregó otra novedad de notable importancia: La articulación explicita existente entre poder mediático y judicial, la materialización de este accionar conjunto se mostró transparente en la campaña mediática de descrédito emprendida contra el ministro Julio Alak, por ser la figura del gabinete de mayor visibilidad en la impugnación del comportamiento del sistema de medios opositores y parte del poder judicial, en palabras de Cristina Kirchner, por ser el Ministro de Justicia y Derechos Humanos “ el comunicador institucional judicial del Gobierno y por su impugnación a la Cámara Cautelar en lo Clarín y lo Rural”, la visualización del comportamiento del poder judicial y el sistema de medios y su articulación en defensa de intereses sectoriales de corporaciones poderosas, resulta un proceso de aprendizaje colectivo sostenido en y por la autoridad de la palabra presidencial, cuyas consecuencias son aún difíciles de precisar, pero sin duda serán de enorme peso en las más diversas prácticas sociales, incluida la práctica política y obviamente en el sistema de preferencias electorales, efectos de este lento pero inexorable proceso de aprendizaje colectivo ya hubo, tras soportar cientos de tapas adversas desplegadas por el sistema de medios escritos opositores y sus agotadoras réplicas en radio, televisión e internet, Cristina Kirchner construyo la elección de mayor fortaleza relativa de un oficialismo respecto a la oposición de que se tenga memoria estadística , con casi 12 millones de votos propios y una diferencia respecto al segundo equivalente al 80% de todos los votos opositores sumados.
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