domingo, 20 de enero de 2013

En primera persona

Simbiosis. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, no es solamente cuánta educación se necesita sino también cuál educación se necesita no es solamente cuál educación se necesita sino también qué educación es la que hay que buscar para disparar respuestas no solamente en los niveles productivos o de consumos sino también, cuál es la educación que se corresponde con la estructura social de la que se dispone y cuáles son las cualidades y las calidades de los instrumentos de la educación para disparar respuestas de efectividad y eficiencia en cada uno de los niveles sociales que conforman una estructura de carácter residual, especialmente por las características de sus formaciones originales y de las distribuciones de oportunidades y la formación de expectativas en los diferentes circuitos, en los cuales tendrán que haber claros predominios de nuevas formas de cooperación y transparencia en la información que circulando alienta progresivas mejoras en los mercados, partiendo de una educación que al final sea válida para entender que una gobernanza común una simbiosis como una síntesis blanqueada de expectativas intereses y por lo tanto de comportamientos homogéneos, es o son los mecanismos apropiados para disminuir los niveles de confrontación y de tensión social ocurridos como efectos de una despareja distribución de los ingresos nacionales. Berggruen ha destacado la complementaria asimetría entre Occidente y Oriente, de la que ambos pueden aprender. “Por un lado, Europa y EE UU se hallan en una clara crisis de gobernanza. En las democracias occidentales el poder tiene legitimidad pero no logra implementar cambios estructurales fundamentales. Por el otro, China experimenta un gran crecimiento, toma eficazmente medidas a largo plazo, pero con el bienestar se enfrenta a crecientes demandas de transparencia, control sobre el poder y participación ciudadana, cualidades propias de la democracia”. Juan Luis Cebrián ha observado que “la crisis, la falta de regulación, el cortoplacismo y el exceso de burocracia han hecho que la democracia esté perdiendo prestigio. Esto hace que las nuevas generaciones duden de ella. Por el otro lado, hay un modelo chino que consigue respuestas rápidas. Naturalmente, hay críticas contra el mandarinato chino. Pero, en el fondo, ¿qué es la troika? ¿Qué fue el Gobierno de Monti? Creo que todo el sistema de representación política es lo que está en cuestión y la idea de que la extensión global de la democracia sea un hecho inevitable es falsa y estúpida”. “El desafío de las democracias es doble”, ha apuntado Gardels. “Por un lado, debe satisfacer las demandas de mayor participación ciudadana, devolver hacia abajo todo lo que se pueda resolver a escala local; por el otro, hacia arriba, lograr aislar de la presión cortoplacista la toma de decisiones esenciales para el futuro de la colectividad”. “Yo siempre he pensado que la democracia tiene la capacidad de autorregenerarse”, ha comentado González. “Pero es verdad que hay una crisis. Basta con ver a Obama, que acaba de ser reelegido, paralizado por una vetocracia que le impide subir el techo de deuda y que le obliga a pactar hasta descafeinar todas las políticas que ha prometido”. “En cierto sentido”, ha proseguido González, “Occidente está muriendo de éxito. Ganó la Guerra Fría. Ganó la carrera tecnológica. El mundo actual es el resultado paradójico de esas victorias: ahora los países emergentes avanzan con capitalismo y tecnología”.

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