sábado, 12 de enero de 2013

En primera persona

Sumas cero. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches, empresarios nacionales por lo tanto ineficientes, mezclados con patroncitos chilenos y norteamericanos ineficientes también porque cuando vienen por acá vienen no a producir sino a cerrar los circuitos de lo que ellos llaman ingeniería financiera, según sea el caso sobre lo que no hay precisiones ni detalles en internet porque forman esa nebulosa oscura de la información asimétrica para todos y todas tan propia del folclore nuestro, en ambos caso se trata de chantas internacionales con chantas nacionales recogiéndola con pala que en el aumento exponencial de sus conocidas malas leches están aprovechando la estación para realizarse curaciones en sanos y poder forzar aumentos de tarifas que por cierto tienen que estar retrasadas como precios relativos lo que no quiere decir que en sus balances eso necesariamente signifique quebrantos de consideración, así que las políticas públicas adecuadas probablemente estén dando vueltas alrededor del eje que se vayan si son tan ineficientes como los son algunos empresarios nacionales o paracaidistas internacionales, porque es un caso claro paradigmático aunque parezca patético de suma para esas empresas, que los ajustes de salarios o de remuneraciones o de costos de los recursos humanos los saquen de disminuciones de sus márgenes de beneficios que una auditoria medianamente eficiente confirmaría que tienen que estar siendo entre dos y tres veces los márgenes de beneficios en los países de origen de las multinacionales que figuran en la letra chica de los contratos de las concesiones o es más, de los beneficios promedios globales para empresas metidas con estas actividades. Los cortes de luz de las últimas semanas de diciembre causaron malestar en varios barrios de clase media y ese dato llegó a las encuestas de imagen que le acercan a Cristina Kirchner, la prioridad de los ministerios de Economía y Planificación, que son los que tallan en cuestiones energéticas, estuvo, hacia fines del año pasado, en YPF. Para lograr atraer inversores, la petrolera necesitaba mayores precios para el gas y el petróleo. Así, el Gobierno autorizó un mayor importe para el gas de exportación, para las naftas que se venden en el país y también para los despachos externos de crudo, aunque esta medida beneficiará más a PAE (su accionista Bridas firmó un acuerdo con YPF el 28 de diciembre) que al resto. El destino de las eléctricas Edesur y Edenor es una incógnita permanente para el sector y para el gremio. Las compañías no disponen de dinero para pagar aumentos de sueldos y le piden a Cammesa (la empresa mayorista manejada por el Estado) que las financie. Dentro de las pocas certezas que ofrece al Gobierno al respecto, hay algunas señales que parecen inequívocas para quienes conocen los diálogos entre el Poder Ejecutivo y las empresas reguladas. Roberto Baratta, número dos de Julio De Vido en el ministerio de Planificación, fue a la inauguración de una obra de ampliación de una subestación transformadora –Malaver- de Edenor. Se trata de una inversión de US$ 80 millones para mejorar el suministro en el conurbano norte. Es raro que Baratta deje retratarse sin la bendición del ministro de Planificación. "Es la prueba de que Planificación quiere incrementos de tarifas o cargos que alivien la situación financiera de las empresas", cuenta un especialista del sector que pidió no ser mencionado por temor a enojar a las partes. "Ellos ven bien que aumenten las transferencias de Cammesa, que se le pague directamente a los generadores de energía (lo que les venden a las distribuidoras) y que se les financie a las distribuidoras", observa. Según ese punto de vista, que es compartido por algunos ejecutivos de las eléctricas, De Vido está dispuesto a intervenir en las eléctricas, pero sin llegar a un cambio de titularidad de las acciones de la compañía. Edesur es de la italiana Enel, mientras que Edenor es de Pampa, una empresa de Marcelo Mindlin. Del lado de una posición más "radicalizada" se encontraría Axel Kicillof. El viceministro de Economía prometió una solución "de fondo" en agosto. La sospecha de varios privados es que impulsa a Cammesa como una empresa "pivotal" del sistema, de la que dependan tanto Edenor como Edesur. Edesur perdió 454 millones hasta septiembre, según sus balances y ese número podría exceder los $ 600 millones cuando se conozcan los datos del último trimestre (octubre a diciembre). Edenor lleva un rojo acumulado de $ 420 millones y su resultado anual iría por la misma senda que la otra compañía.

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